n el establecimiento mixto de Sergio Cardinali, ubicado en Los Cerrillos en Traslasierra, el Inta Villa Dolores ha desarrollado una experiencia para la producción de papa orgánica.
Sobre una superficie de 2.500 metros cuadrados desarrolló una parcela demostrativa, con el objetivo de implementar un manejo agroecológico del cultivo, sin la utilización de agroquímicos ni fertilizantes artificiales.
La experiencia se llevó a cabo sobre un suelo friable y granular, no compacto, con buena infiltración del agua, profundo, sin impedimentos físicos en las capas subsuperficiales, de color pardo oscuro, sin señales de erosión superficial, con baja actividad biológica (presencia de lombrices y artrópodos) y poca cobertura vegetal, de acuerdo con el informe elaborado por el técnico del Inta, César Gramaglia.
El cultivo antecesor ha sido maíz recolectado durante marzo pasado. Luego, el lote permaneció desocupado durante el período otoñal. A partir de junio se inició la preparación del lote mediante la utilización de rastra de disco, niveladora, cincel, vibrocultivador y surcador. La meta era realizar una correcta cama de siembra. La implantación se realizó el 17 de agosto para lo cual se utilizó la variedad Spunta y una densidad de siembra de 45 bolsas por hectárea (50 kilos de semillón/bolsa). Durante la siembra se aplicó fertilizante orgánico sólido, adquirido en el mercado, con la realización de tres tratamientos:
Uno. Sin el agregado del fertilizante orgánico sólido.
Dos. Con el suministro de 500 kilos por hectárea de fertilizante orgánico sólido.
Tres. Con la incorporación de 1.000 kilos por hectárea de fertilizante orgánico sólido.
Mediante su realización, el ensayo del Inta corroboró que en la práctica que es posible lograr producciones relativamente altas (rendimientos de 32.120 kilos por hectárea con el tratamiento uno; 35.878 kilos por hectárea con el tratamiento dos; y 33.211 kilos por hectárea con el tratamiento tres) bajo estos manejos.
Los resultados productivos obtenidos a campo fueron a partir de una un manejo orgánico del cultivo, es decir, a través de la sustitución de los insumos de síntesis (fertilizantes artificiales, herbicidas, insecticidas y fungicidas) por insumos naturales y biológicos (fertilizantes orgánicos sólidos y líquidos, bioinsecticidas y biofungicidas).
El control de las malezas se realizó en forma mecánica, a través de sucesivas pasadas de las diferentes herramientas agrícolas para la preparación de la cama de siembra; además con la realización de labores culturales en la etapa de posemergencia (carpida y aporque).
Durante las primeras 10 semanas del ciclo productivo se logró reducir la presencia de las malezas a través de las labores agrícolas y la competencia ejercida por la biomasa del cultivo de papa.
Hacia el final del período productivo (últimas cinco semanas) y, debido a la época del año (fines de octubre y noviembre), se produjo un mayor desarrollo de ciertas malezas perennes, tales como el sorgo de Alepo (Sorghum halepense) y yuyo sapo (Wedelia glauca), de acuerdo con el informe del técnico del Inta de Villa Dolores.
Con respecto al control de las plagas y las enfermedades, se realizaron la aplicación de caldo sulfocálcico, con una dosis de tres litros cada 100 litros de agua para reducir la incidencia de ataques de insectos. En esa lista figuraban chupadores (pulgones, moscas blancas), masticadores (bicho moro, escarabajo rubio) y enfermedades fungosas (tizón temprano, tizón tardío, sarna negra, fusariosis, oídios, mildiu).
Durante el ciclo productivo de la papa se efectuaron tres aplicaciones cada 20 días; la estrategia era realizar un control preventivo.
En cuanto a la fertilización orgánica sólida, de acuerdo con las características del ambiente productivo, el informe consigna que se obtuvo una respuesta productiva y económica “significativamente alta”, mediante la aplicación de 500 kilos por hectárea, con respecto al tratamiento sin el agregado del abono natural.
“El incremento del rendimiento ha sido del 11,70 por ciento y el ingreso neto alcanzado fue de 29.322 pesos por hectárea. Mientras que con una aplicación de 1.000 kilos se obtuvo una menor respuesta productiva: 3,40 por ciento y apenas ha permitido cubrir los costos del insumo orgánico utilizado”, precisa el informe.
También consigna que el reemplazo de insumos químicos dolarizados por insumos orgánicos pesificados y elaborados en forma artesanal por la familia productora permitió reducir los costos de producción por unidad de superficie y por bolsa de papa lograda. Además de disminuir los riesgos financieros con menor impacto ambiental.
Por su parte, el manejo orgánico del cultivo posibilitó lograr resultados económicos positivos y relativamente altos: márgenes brutos de 155.000 pesos por hectárea para el tratamiento uno; 178.122 pesos por hectárea para el tratamiento dos y 154.019 pesos por hectárea para el tratamiento tres). La papa agroecológica se comercializó al mismo precio que la papa convencional.
“La experiencia demuestra que de acuerdo a los resultados obtenidos es posible lograr una rentabilidad favorable con un planteo técnico sin la utilización de agroquímicos ni fertilizantes artificiales”, sostiene la investigación.
Desde el Inta Villa Dolores destacan que la implementación de un manejo agroecológico para el cultivo del tubérculo, sirve como antecedente técnico para plantearnos nuevos desafíos en el corto y mediano plazo, con el objetivo de diseñar sistemas productivos más sustentables desde el punto de vista productivo, económico, social y ambiental.
Agovoz