En cercanías del Lago Pellegrini y movilizados por una nueva alternativa que permite el suelo sin canales de agua, un grupo de vecinos y vecinas se dedican a cultivar pimientos, que mediante el proceso de deshidratación convierten en pimentón molido. La experiencia crece y el grupo se fortalece día a día, mejorando su integración y producción.
Esta experiencia asociativa se produce literalmente entre las piedras y la aridez, ganándole a la meseta patagónica cada metro de suelo para generar alimentos, cuidando el medio ambiente y encontrando en los frutos una forma de subsistencia.
A través de la subsecretaria de Agricultura la Asociación recibió un aporte de $1.093.800 destinado a la compra de materiales para la construcción de un invernadero en el que se producen plantines de pimiento, forraje verde hidropónico para los animales de granja y otras especies hortícolas.
Asimismo, adquirieron una máquina motocultivadora para el trabajo de la tierra, mangueras de goteo y accesorios para el sistema de riego.
Eduardo Zeman, un ingeniero agrónomo, ex técnico del INTA, que se radicó en estas tierras hace algunos años atrás, es el pilar de la organización y ofrece un amplio saber productivo, curioso, inventor, pero por sobre todas las cosas un perfil en el que se destaca su humildad y vocación por enseñar y ayudar a los demás.
Es considerado como un “evangelizador” de la idea de plantar pimientos y generar una nueva forma de producción. Y en ese camino, los vecinos se organizaron y formaron la Asociación que hoy brinda asesoramiento y asistencia para quienes se suman a producir pimientos y otros alimentos de huerta.
Les propone los primeros pasos para comenzar con la plantación, un guiado con pautas para el cultivo y lineamientos para el mejoramiento del suelo, manejo del riego y trasplante.
La inventiva está a la orden del día, reciclan materiales y cosas en desuso para fabricar herramientas, aprovechan al máximo cada recurso que tienen al alcance de la mano y se nutren de sus experiencias, de la prueba y error y el desafío enorme de darle al suelo un uso productivo y amigable con el entorno.
El pimiento que cosechan es sometido a un proceso de secado natural, en estructuras armadas por los propios socios, para luego ser molido en una máquina sumamente simple. Como paso final es tamizado y embolsado quedando listo para su venta. Su producción se basa en principios agroecológicos, generando un alimento 100% libre de agroquímicos.
Es para destacar la calidad que logran, se trata de un alimento fresco y natural, diferenciándose de la oferta habitual del mercado, dado que es un producto totalmente puro, sin agregados para incrementar su volumen, ni saborizantes, ni conservantes. Es pimentón 100%.
“La idea de la agroecología es reducir al mínimo el uso de insumos externos. Acá las plantas no tienen nada de abono químico”, cuenta Eduardo mientras explica cómo funcionan los secaderos artesanales que diseñaron y de qué forma mejoran el suelo con guano de animales y materia orgánica en descomposición.
Hoy el producto es comercializado por “Los Emprendedores” del paraje El Arroyón en negocios de la zona y ferias. Venden absolutamente todo el pimentón molido que producen y tienen una muy buena proyección de seguir ampliando las plantaciones para incrementar la producción.
Este emprendimiento refleja un mensaje marcado como una huella firme entre la meseta. Si hay ganas de hacer, proyectar y se encuentra el acompañamiento necesario, todo es posible. Aun cuando las condiciones para producir no sean las mejores.