Agro Fibras / Industria Textil

Potenciar el legado: sus padres recorrían las jineteadas vendiendo bombachas de campo, le dieron una vuelta al negocio y ahora distribuyen a todo el país

Crearon un negocio de venta de indumentaria de campo que crece exponencialmente con la venta online y mayorista

Potenciar el legado: sus padres recorrían las jineteadas vendiendo bombachas de campo, le dieron una vuelta al negocio y ahora distribuyen a todo el país

La pandemia aceleró procesos que hace tiempo venían esperando su oportunidad, y uno de ellos es la venta online. Muchos emprendimientos que nacieron con el objetivo de canalizar públicos a través de tiendas digitales, recibieron el impulso que necesitaban. Es el caso de La Caballeriza, un negocio de venta de indumentaria de campo que hace 20 años empezó vendiendo en directo en ferias y que en los últimos 3 logró crecer a un ritmo acelerado gracias a los cambios en los hábitos de consumo. 

La historia es anterior y viene de los padres de Sabrina Sánchez. Analía y Juan, oriundos de Rosario, crearon en 2004 el negocio AJ (por sus iniciales): “Mi mamá se dedicaba al corte, confección, costura y luego vendían juntos en las ferias y eventos, especialmente jineteadas”, contó Sabrina.

Juan, su padre, no estaba relacionado al sector del agro pero conoció la indumentaria de campo por un compañero que estaba en “el ambiente” y se fue involucrando cada vez más mientras hacía otros trabajos: “Los fines de semana viajaba a la jineteada a vender y luego con mi mamá decidieron dedicarse exclusivamente a eso”. 

Comenzaron viajando a fiestas nacionales en localidades cercanas a Rosario: “Iban a Diamante, Urdinarrain en Entre Ríos y a algunos pueblos de Santa Fe. Después empezaron a viajar un poco más, a Corrientes a las fiestas patronales que son en mayo, junio y julio y a partir de agosto todo lo que es jineteada, como Las Varillas en Córdoba”, contó Sabrina.

 

La Caballeriza, un salto al por mayor

Viajar tanto comenzó a resultar agotador para sus padres, y decidieron vender el negocio luego de un accidente que tuvo la madre en su mano trabajando: “En ese momento Leonardo, mi marido, tenía un negocio textil y lo ayudaba a mi papá a abrir cuentas, lo acompañaba en los viajes. Cuando se lastimó mi mamá empezó a cortar telas y aprender el oficio y decidió comprarle el negocio a mis padres junto con su hermano. Trabajaron dos años y después lo seguimos los dos solos como negocio familiar”, contó Sabrina.

Potenciar el legado: sus padres recorrían las jineteadas vendiendo bombachas de campo, le dieron una vuelta al negocio y ahora distribuyen a todo el país

 

En ese momento decidieron hacer el cambio de nombre e imagen y así nació La Caballeriza. Se mudaron de Rosario a Roldán para tener una vida “más tranquila” y allí montaron los talleres de costura y el depósito: “Tenemos las tareas divididas, yo hago todo lo que es venta online, marketing y él se dedica a la producción, cortes, compras y terminación”, detalló Sabrina..  

“Le dimos una vuelta al negocio y nos dedicamos fundamentalmente a la venta mayorista, que mi papá en su momento no podía porque no tenía estructura”, contó Sabrina y agregó: “Trabajamos mucho con el revendedor, estamos atentos a lo que necesitan y si hay que modificar o agregar algo al producto”.

También su explosión se dio post pandemia por el auge de la venta online: ”Cambió mucho, ahora hay otros canales de venta. Tuvimos hace unos años un local al público pero no conviene económicamente. Ya casi no hay viajantes tampoco. El consumidor final o comerciante compra directo en fábrica”, contó Leonardo. 

Sin embargo, lo que nunca cambiaron es el público al cual se dirigen: “La mayoría de nuestros clientes nos conocieron en las ferias y el target es el que va a las jineteadas y el trabajador de campo, por eso seguimos yendo”, contó Leonardo y resaltó que su “caballito de batalla” es la bombacha de campo.

“Vendemos alpargatas,  boinas, chombas y remeras, la indumentaria clásica. Hay modelos de trabajo, de vestir, de verano, de invierno. Hace unos años se puso de moda la ropa de campo y cada vez es mayor”, explicó Leonardo. También sumaron artículos regionales, como corbatines, bufanda, yutas, cinturones, mates, tejidos, ponchos, boinas, “porque los revendedores lo pedían”.

La llegada a Jesús María

Siguiendo la tradición de sus padres, el año pasado pudieron ir por primera vez a Jesús María: “Hace bastante que veníamos planeando ir a pero no podíamos por la producción y la inversión. Con el tiempo vamos adquiriendo experiencia, viendo qué eventos nos sirven y cuáles no y nos vamos enfocando”.

 

Potenciar el legado: sus padres recorrían las jineteadas vendiendo bombachas de campo, le dieron una vuelta al negocio y ahora distribuyen a todo el país

 

Leonardo reconoce la importancia del trato directo con el consumidor: “Me gusta mucho estar en el mostrador porque es distinto hablar con el cliente cara a cara, conocer lo que le interesa, luego me sirve para producir y buscar cosas nuevas, si bien es verdad que lleva mucho tiempo y esfuerzo, vale la pena. Hace poco estuve 11 días en la fiesta de la Virgen de Itatí en contacto directo con la gente de campo”. 

“Yo no soy del campo pero me encanta, las guitarreadas, el asado con cuero. Nos fuimos permeando de todo el folklore y es algo que disfrutamos en familia, mis hijos me piden ir a las ferias”, expresó Leonardo.  

 

Calidad, precio y expansión

Con el tiempo fueron mejorando la moldería y compraron mejores máquinas para trabajar en los talleres: “La costura una parte la tercerizamos y otra la hacemos nosotros. Ahora estamos por alquilar otro depósito por la gran demanda de producción”. 

Con foco en la venta minorista, recientemente surgió la idea de tener la propia tienda online para venta directa al consumidor final: “Vendemos a todo el país. Trabajamos con transporte de encomiendas y correo, despacho a todos lados. Estamos en tratativas de exportar a países como Uruguay, Brasil, Chile que usan mucho la bombacha de campo y nos consultan siempre”, adelantó Sabrina.

Potenciar el legado: sus padres recorrían las jineteadas vendiendo bombachas de campo, le dieron una vuelta al negocio y ahora distribuyen a todo el país

 

Respecto a la relación precio-calidad que tienen, destacaron que es “muy buena” ya que utilizan la misma materia prima que las marcas de primera línea: “Todos todos los insumos con los que trabajamos son nacionales, excepto algunos hilados”.

Por último, consultado respecto a cómo ve el sector de indumentaria en general, Leonardo explicó: “Como hay mucha demanda y la producción se va achicando porque no hay mano de obra, como pasa en muchas industrias, se valorizan cada vez más los trabajadores. Muchos fabricantes piensan que eso es malo pero yo lo veo positivamente porque se abren más talleres y se trabaja mejor. Cada vez hay gente más joven que le interesa el rubro de la costura, cuando antes solo había gente de más de 50 años. Dentro de la porción de ganancia, antes se le daba al trabajador 15 %, hoy está en un 25/30 %”


 

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