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a trufa negra se convirtió en el cultivo estrella de la cuarentena. Con exportaciones por US$2.000, el negocio se convirtió en una de las nuevas inversiones preferidas de muchos empresarios nacionales.
La crisis de la economía provocada por el coronavirus colocó en un parate a muchos inversionistas. Sin embargo, el agro argentino encuentra la forma de buscar nuevos negocios aún en condiciones adversas.
En este contexto, el cultivo de trufas negras se convirtió en una alternativa viable a tener en cuenta. Considerado como el oro negro de la gastronomía, se trata de un fruto muy demandado por el mercado europeo y con excelentes perspectivas de negocio.
De origen francés, su nombre científico es Tuber melanosporum, un hongo comestible que puede competir con productos de lujo como el caviar y el azafrán. Es utilizado como condimento en las cocinas más selectas de Europa.
Uno de los impulsores en nuestro país es el ingeniero agrónomo Agustín Lagos. “Mi objetivo es posicionar al país como el referente de trufas a nivel mundial”, expresa. Lagos dirige El Trufero, una consultora especializada en esta producción. Los datos arrojados desde la empresa señalan al sudoeste de la provincia de Buenos Aires como el terreno más apto para su desarrollo. “La región cuenta con escasa amplitud térmica, estaciones bien marcadas, un régimen adecuado de lluvias y óptimas características del suelo”, indican desde la consultora.
La producción de trufas negras se encuentra en una etapa experimental con emprendimientos en provincias como Río Negro, Neuquén, Córdoba y Mendoza.
Con una alta rentabilidad, se trata de una buena alternativa para aquellos inversores que le escapan a las producciones tradicionales. Para el inicio del negocio, se estima que se puede comenzar con una inversión de US$3 millones.
La producción de trufas presenta una marcada estacionalidad en Europa y Estados Unidos, lo que representa una oportunidad para el cultivo en la Argentina, dado que su cosecha se realiza durante el invierno.
La trufa negra puede cotizar en el mercado hasta US$2.000 el kilogramo.
