Desde 1953, la Cooperativa Agrícola Ganadera de Rauch trabaja en el desarrollo de la cadena agropecuaria, impulsa el agregado de valor a los productos primarios e integra el campo con la industria. Con seis plantas de acopio y semilleros ubicados en diferentes lugares de la provincia, las prácticas de manejo y los procesos no eran parejos, ni uniformes. Por esto, con el acompañamiento del INTA Balcarce, hace tres años que aplican buenas prácticas en el manejo de los granos, con el objetivo de mejorar la gestión de la calidad en el acopio.
Diego de la Torre, especialista en poscosecha del INTA, explicó que primero el equipo hizo un análisis de la situación y luego plantearon un conjunto de procesos para el manejo de la calidad de los granos. “Propusimos desarrollar una serie de procesos para unificar criterios y establecimos registros para hacer una trazabilidad y rastrear el movimiento y los tratamientos aplicados, ya que la cooperativa es grande y cada planta tenía diferentes prácticas”, aclaró.
El equipo del INTA Balcarce desarrolló un protocolo de procedimientos para la clasificación de cereales por silo, que abarcó granos húmedos y secos, así como la clasificación por calidad de cereal. Además, proporcionó instrucciones para el secado del cereal y asesoró sobre tratamientos preventivos, lo que permite almacenar los granos durante períodos prolongados sin riesgo de infestaciones de insectos.
Elbio Laucirica, presidente de Coninagro e integrante de la Cooperativa Agrícola Ganadera de Rauch, resaltó la importancia de la interacción y la transferencia de innovaciones tecnológicas del INTA al sector cooperativo. “Hay una demanda del mundo por alimentos que puedan ser certificados con inocuidad y trazabilidad”, señaló y agregó: “En este punto el rol del INTA es central en el desarrollo de protocolos que permitan a las cooperativas de productores de todo el país cumplir con este desafío de la producción de alimentos saludables con sustentabilidad socioeconómica y ambiental”.
“En nuestras cooperativas, el foco está en el agregando valor a la producción y esto hace que se generen puestos de trabajo y que los recursos queden dentro del país”, destacó Laucirica quien ponderó las ventajas de este intercambio con el INTA en pos de facilitar la formación de sus trabajadores y capitalizar la experiencia con el acompañamiento del equipo de técnicos del INTA.
“Ponemos énfasis en brindar servicios al productor, de manera de mejorar día a día aportando insumos de calidad, financiamiento y una comercialización eficiente, al efecto de potenciar el trabajo de los productores asociados”, puntualizó Laucirica quien resaltó la importancia de contar con personal capacitado para ofrecer el mejor servicio a los asociados.
Como parte de la implementación del protocolo, De la Torre detalló que “se logró tener un uso más eficiente de sus recursos, tanto de energía en el tema del secado, bajando costos, como con el uso de los ventiladores. También, se redujo el uso de insecticidas, lo cual tiene un impacto en la calidad ya que no se corre riesgos de afectar la inocuidad de esos granos”.
Y agregó: “Sobre todo se aseguró de no tener pérdidas en la calidad de los granos, al hacer un buen manejo de la aireación, además de reducir el uso de energía eléctrica se bajan los riesgos de sobresecar el grano y perder kilos”.
Con plantas de acopio en Rauch, Azul, Cacharí –partido de Azul–, Las Flores, Madariaga y Las Armas –partido de Maipú–, la cooperativa se concentra principalmente en la multiplicación de semillas de trigo, avena, cebada y soja. “Las plantas manejan un rango desde las 4000 a las 45 mil toneladas de granos; esto grafica la diversidad de escenarios y muestra que cada una tiene diferentes recursos”, indicó de la Torre quien diseñó la propuesta de manejo unificada.
En este sentido, José Chiclana –gerente operativo de la Cooperativa– destacó la importancia de unificar criterios entre todas las sucursales para mejorar la organización y la eficiencia de trabajo. “Necesitábamos clarificar y documentar los procedimientos en planillas”, afirmó.
“Se logró unificar el 100 % del proceso de recibo de cereales en las 6 plantas de bajo un mismo protocolo, desde la salida del camión hasta el ingreso a planta con su correspondiente pesaje, análisis, muestreo y descarga. También se implementó en todas las sucursales el trabajo de limpieza y fumigado de silos con el preventivo, y en particular, el ingreso del cereal ya fumigado con este producto que ha dado una mejora en el control de insectos en un 70 %”, explicó Chiclana.
Respecto al trabajo de registros como el llenado de silos, calidades, humedades y secado, Chiclana comentó, “trabajamos para darle más agilidad a esos registros y no repetir carga de datos. Hay 4 plantas más avanzadas que otras en este punto por lo cual estamos tratando de repetir la experiencia positiva, adaptándolo a cada planta, por un tema que todas son distintas en la parte operativa como en los recursos que cuentan”.
Una de las claves de esta articulación fue la formación de los trabajadores de la cooperativa de Rauch, quienes pudieron capitalizar la experiencia mediante manuales y capacitaciones. En este sentido, de la Torre destacó: “Cambiar procesos o formas de trabajar lleva tiempo, pero en este caso hubo una coordinación entre el trabajo técnico del INTA y el interés de los trabajadores de la Cooperativa de Rauch por mejorar su forma de trabajo y eso fue indispensable para el éxito de este proyecto”.
INTA