¿Será que los eucaliptos generan desiertos verdes? Realidad vs relato

El ingeniero agrónomo y consultor foresto-industrial Daniel Maradei, se introduce en el debate sobre la especie

¿Será que los eucaliptos generan desiertos verdes? Realidad vs relato

Con el paso del tiempo, ya se deben haber plantado más de 20 millones de hectáreas de este género, muchas de ellas en regiones semiáridas, y nada de las malignas predicciones se han concretado". 

A mediados del Siglo XIX, con el crecimiento de la población mundial y el consiguiente aumento de las necesidades de producción de alimentos, sumado a las mejoras en los medios de comunicación, se inició un importante intercambio de semillas y propágulos de todo tipo de vegetales. Esto no solo entre países vecinos sino también entre continentes. Se pueden citar ejemplos como maíz, trigo, papa, caña de azúcar, café, soja, varias especies madereras, etcétera.

Todo funcionó normalmente hasta que a mediados del siglo pasado las plantaciones de eucaliptos demostraron su adaptabilidad a diferentes condiciones ecológicas, sus increíbles crecimientos y sus excelentes aptitudes tanto para la industria del aserrado como para la producción de pastas celulósicas como para la industria del aserrado.

La velocidad de crecimiento y la adaptación a diferentes situaciones ecológicas, y todas estas cualidades mencionadas, lo hicieron muy reconocido en diferentes regiones del mundo y sus plantaciones comenzaron a difundirse rápidamente, con una fuerte deficiencia, que era el desconocimiento de los requerimientos de la especie.

Así fue como se plantaron especies inadecuadas para determinados sitios, y con manejos totalmente erróneos, cuyos efectos sólo pudieron advertirse, como en todos los cultivos forestales, luego de varios años de esfuerzos. Para lograr la rápida expansión de las plantaciones de eucaliptos, también por el desconocimiento de sus consecuencias, se eliminaron formaciones nativas, repoblando esas áreas en forma total con un cultivo monoespecífico.

De esa manera, con cierta lógica, concomitantemente surgieron movimientos anti eucaliptos, alegando (de algún lado salió la polémica, el temor , la preocupación), que sus plantaciones esterilizarían los suelos, los degradarían, los secarían y entre otras calamidades que hasta aún se afirman, que eliminarían la flora y la fauna.

Se llegaron a publicar notas con sentencias terribles en contra de la plantación de los eucaliptos, como esta titulada contra Eucalyptus globulus en Portugal: “No vale repetir lo que es el eucalipto: es contra los seres vivos, es contra la tierra, es contra el agua, es contra todo y contra todos. Es difícil de entender como estos campesinos aceptan tranquila y tranquilamente ser contaminados las mejores tierras de cultivo con el glóbulo infernal que amenaza con convertirnos en un desierto”.

Entre los primeros países donde se generaron estas reacciones se encuentran Portugal y España, donde hasta se llegó a crear un club denominado Club Phoracanta (1986), en referencia al taladro de los eucaliptos,impulsado por movimientos impulsores de las especies nativas.

A partir de la recuperación de la democracia la puja entre los conservacionistas y las empresas forestadoras se politizó y alcanzó niveles delictivos, totalmente prescindentes de análisis técnicos.

Como consecuencia de todas esas acusaciones se generó un relato que derivó en una conciencia a nivel de la población en general que penetró en la sabiduría popular, determinando, entre otras maldades, que las plantaciones de eucaliptos generarían desiertos verdes, anatemizando a esta especie y no indagando técnicamente los orígenes o las realidades del problema.

Ningún profesional sembraría un cultivar de soja sin saber el ciclo que debe utilizar para cada sitio y sin hacer un exhaustivo estudio climatológico para determinar la densidad que puede sembrar y la fecha en que debe hacerlo, o la cantidad de fósforo que debe agregar al suelo para que las micorrizas actúen adecuadamente.

Con las plantaciones forestales en general, no solo con los eucaliptos, los técnicos hacemos ese mismo tipo de estudio. ¿No será que estamos incurriendo en errores profesionales y trasladando la culpabilidad a las plantaciones?

 

Realidad vs. Relato

Por lo tanto, para no seguir alimentando el relato contrario a las plantaciones, debemos tener en claro que si surge algún tipo de problema con la napa freática o con la biodiversidad, el problema puede no ser de los eucaliptos, sino de la forma en la que los pretendemos manejar.

Con el paso del tiempo ya se deben haber plantado más de 20 millones de hectáreas de este género, muchas de ellas en regiones semiáridas, y nada de las malignas predicciones se han concretado. En ningún lugar del globo se ha reportado la creación de nuevos desiertos debido a las plantaciones de eucaliptos.

Algo similar ha ocurrido con los presagios de impactos negativos que produciría la planta celulósica de Botnia en Uruguay. Han transcurrido 17 años desde su puesta en marcha y ningún niño ha nacido con malformación o tres ojos.

Pero dejando de lado lo que pueden ser supuestos o ideologías, existen trabajos serios que ayudan a esclarecer y a fundamentar las posiciones desde un punto de vista técnico más que subjetivo.

Ya en 1975 el recordado Dr. Lamberto Golfari analizaba detalladamente el impacto de las plantaciones de eucaliptos en Brasil[1], diferenciando las fantasías de las realidades.

 

Agua y eucalipto

Con respecto al uso del agua que ha sido uno de los temas más cuestionados, es absolutamente real que hay un consumo importante de agua por medio de las plantaciones de eucaliptos, que se debe precisamente a su alto volumen de crecimiento.

En el norte de Misiones podemos implantar dos mil ejemplares de eucaliptos por hectárea y vamos a obtener buenos resultados; ¿pero que ocurre si pretendemos hacer lo mismo en el Oeste del Chaco?

Ha faltado analizar por parte de los críticos, que la eficiencia en el uso del agua es de las mayores entre los cultivos intensivos. Para ilustrarse en el tema se puede recurrir al afamado hidrólogo brasileño Dr. Walter de Paula Lima[2].

Dada las controversias existentes, este mismo autor, en 1987 realizó una recopilación de la literatura existente a nivel mundial relacionada con los posibles efectos ambientales de las plantaciones de eucaliptos.

Las conclusiones del trabajo es suficientemente claro para eliminar la mayoría de las preocupaciones generalizadas que prevalecen sobre los efectos hidrológicos y ecológicos colaterales de la reforestación con eucaliptos [3].

 

Biodiversidad

Otro de los aspectos controvertidos es el impacto del cultivo forestal sobre la biodiversidad. Importante, estamos comparando plantaciones y árboles con destino a madera con otro cultivo (tabaco, yerba, arroz, soja), no con ecosistemas de bosques nativos.

Con respecto a la fauna, está claro que, en el período de la preparación del terreno, para plantar eucaliptos o realizar cualquier otra actividad, hay un disturbio del hábitat de la fauna silvestre. Y también es cierto que esta requiere diferentes ambientes para lograr su alimentación, su protección y su procreación.

Todo esto se puede lograr y recuperar manejando técnicamente las forestaciones, estableciendo plantaciones escalonadas donde se encuentren todos los ambientes requeridos. Y simplemente con recorrer una plantación se comprueba la diversidad de animales que las habitan.

Con respecto a la flora ocurre lo mismo. Si planteamos una forestación para generar biomasa con alta densidad de ejemplares, sin lugar a dudas no crecerá nada dentro de ella, pero no por un tema alelopático sino simplemente porque el cierre de la canopia impide la llegada de luz al piso. Pero no por culpa del eucalipto. Lo mismo ocurrirá con cualquier otro cultivo.

En la medida que el manejo de la plantación le brinde el espacio requerido para un buen desarrollo, junto con los eucaliptos crecerán todas las especies de las cuales existan propágulos en el sitio.

El soporte científico a estas aseveraciones lo podemos obtener en el trabajo realizado por el Dr. Wilfredo Barrett[4] dentro de plantaciones adultas de E. grandis en tres sitios de la provincia de Corrientes. En el estudio se detectaron 243 taxones pertenecientes a 66 familias.

 

 Reflexiones finales

Como conclusión, podríamos aseverar que en el pasado se han cometido, y tal vez se sigan cometiendo en la actualidad, muchos errores. Por desconocimiento, por avaricia o por el motivo que fuese. Pero esos errores nos han enseñado que es factible compatibilizar la producción forestal con el cuidado y la sustentabilidad del ambiente.

Cuando un relato, como la afectación del ambiente o la creación de desiertos verdes por parte de los eucaliptos, está muy arraigados, la mejor forma de analizarlo es confrontarlo con la realidad. Basta recorrer las plantaciones y comprobarlo.

 

Argentina Forestal

 

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