En la recta final del año, los productores porcinos atraviesan un panorama complejo, tanto en el mercado doméstico como en el rubro de exportaciones.
A nivel local, esta cadena de valor sufrió durante buena parte de 2023 el daño colateral que generaron las distintas versiones del “dólar soja”, que generaron distorsiones y encarecieron el valor del maíz, un insumo clave para la actividad.
Si bien en los últimos días el Gobierno anunció el pago de compensaciones por $1.400 millones a productores porcinos que sufrieron pérdida de rentabilidad por la suba de costos que implicaron estas políticas, la medida no termina de mover la aguja en el sector.
Por el lado de las exportaciones, los despachos de septiembre mostraron un leve repunte y de acuerdo al analista Juan Uccelli, totalizaron 844 toneladas, la cifra más elevada del año y desde junio de 2021.
En este punto, consideró que si bien los volúmenes son muy bajos, con un reordenamiento de la economía se podría regresar a los valores de 2020.
En diálogo con Infocampo, Gustavo Bartolomé, de la Asociación de Productores Porcinos de la Provincia de Buenos Aires (Aproporba), consideró que el impacto de las políticas nacionales fue más evidente sobre todo entre los establecimientos de menor escala.
“Muchos pequeños productores han dejado la actividad y una vez que se deja, es muy difícil de retomar”, alertó.
Para el directivo, las granjas de 800 a 1.000 madres pueden capear mejor el actual escenario, al contar con una mejor organización administrativa, respaldo económico y mejor poder de compra en materia de insumos.
Desde su perspectiva, uno de los mayores condicionamientos para la actividad es el acceso al maíz y en este sentido, explicó que desde la entidad reclaman por un precio diferencial para el cereal destinado al consumo interno.
“Esperemos que el próximo año sea de apoyo para el desarrollo del sector, necesitamos que a nivel nacional se tomen medidas”, concluyó.
Infocampo