uando uno tiene la oportunidad de viajar por países centrales, observa la calidad de la presentación y la información que posee desde un solo kiwi hasta unas papas andinas.
No es que el sabor o las proteínas sean mayores o especiales, a ese producto lo hace especial la calidad de esa presentación, que nos entra por los ojos, nos da la sensación de más fresco, de más rico.
Ese embalaje es una inversión destinada a proteger al producto, en ese enorme camino que va desde el Productor al Consumidor, haciendo más cómodo el proceso integral de comercialización, incluyendo un transporte rápido y cómodo.
Hay un factor de comercialización que siempre es bueno tener en cuenta, y que es la cantidad o forma más común de comprar ese producto, ya que algunos se venden por unidad y otros por peso.
Entonces, un correcto embalaje nos permite envasar de tal modo que facilite la venta, según la costumbre del potencial cliente.
Esto genera mayor transparencia del negocio y una mayor calidad y control de la venta de esa fruta o de esa hortaliza, es decir, llegar al mayor logro en un proceso comercial que es poder estandarizar la venta de un producto.
La mejora del empaque es una gran meta a conseguir por los productores argentinos, no solo para ganar nuevos Mercados Mundiales, sino para mejorar nuestra relación con los consumidores locales, que merecen un buen producto y cada día con mejor presentación.
La gran duda inicial es el costo extra que tienen estos embalajes, y si serán posibles de mantener en el tiempo. La respuesta comienza a develarse con disminuir pérdidas postcosecha, ya que una vez embalado se sistematiza la entrega y se ordena la comercialización.
Hay muchos aspectos a tener en cuenta para diseñar, planificar y realizar un adecuado Embalaje. Aquí va una lista aproximada de chequeo como aporte para empezar a encarar la tarea.
El Agrario