La ley de paisaje protegido prohíbe el tendido aéreo y el alumbrado público. | Foto:Pablo Cuarterolo.
En 1964 se trazaron las primeras calles de Cariló y, desde el minuto cero, sus fundadores establecieron una regla: el cableado de energía eléctrica y de teléfono debía realizarse de forma subterránea. Pasaron las décadas y, a pesar del crecimiento arrollador en los servicios, en esta pequeña reserva natural de bosque, dunas y playa todavía es posible mirar el cielo sin obstáculos.
Cariló es un lugar protegido gracias a la presión de los vecinos que siempre se mantuvieron alerta para poner límites al crecimiento descontrolado. En 1998 se aprobó la ley de Paisaje Protegido Nº 12.099 que estableció, entre otras cosas, que las obras que se realicen en la localidad deben tener una evaluación de impacto ambiental. Sin embargo, su reglamentación tardó años en llegar y hasta tuvo que intervenir la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires.
En 2006 llegó, finalmente, la ordenanza que reglamentó la ley. En su artículo 1 la norma estableció la “inexistencia del alumbrado público” y la “inexistencia del cableado aéreo de servicios”. Para evitar la contaminación visual, el texto también es claro: “En los espacios públicos deberán realizarse en forma subterránea todas las instalaciones de gas, luz, agua, cloacas, telefonía y televisión”.
En diálogo con NOTICIAS, el secretario de Planeamiento, Vivienda y Hábitat de Pinamar, Sebastián Cufari, explicó que “aunque en Cariló esto siempre fue así, la tendencia es que el municipio siga creciendo en este sentido. Por ejemplo, en las zonas más nuevas, como Pinamar Norte, el tendido también se hace por debajo de la tierra”. Sin embargo, en estas zonas sí está permitido el alumbrado público. “Es la única contracara, pero más que nada para la gente del lugar, que quizás tiene que salir caminando de noche y no se ve nada. Para los turistas es una experiencia hermosa”, agregó el funcionario.
Los beneficios van más allá de lo estético ya que este sistema suele generar menos inconvenientes en el suministro de los servicios. “Es más difícil que se corte. Por ejemplo, por un temporal quizás se cae una rama grande de un árbol y te corta la luz, pero con el tendido subterráneo eso no pasa. El inconveniente puede aparecer durante un arreglo, si una máquina excavadora toca algo, pero es más raro”, sostuvo Cufari.
No es fácil para aquellas ciudades que ya tienen sus tendidos aéreos hacer las obras: los cables son diferentes y muchas veces se requiere romper el pavimento. Punto para los fundadores de Cariló, que se dieron cuenta primero.
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