A mediados de los `70 aparecieron en el mundo, de la mano de los japoneses, los Circle Hook, anzuelos que poco a poco se propagaron en el mundo, pero no en la Argentina que llevó mucho tiempo para que, a través de los importadores, se vuelva una opción para el aficionado.
A diferencia de los tradicionales en formato J, son circulares y tienen la característica principal que su punta está en un ángulo de al menos 90 grados con respecto a su pata. Esto minimiza los daños en el pez, ya que, aunque el pez trague la carnada, el anzuelo se fijará en el costado de la boca, evitando hacerlo en las vísceras o la garganta, donde provocaría daños irreversibles para el mismo. Muchos aficionados usan estos anzuelos para pescar tarariras, bagres, palometas o corvinas, aunque el uso más masivo en la Argentina se ha dado con el pescador de tiburón, que encontró en este gancho una solución para la pesca de los grandes escalandrunes, variedad de escualo que se caracteriza por tragar, a diferencia del bacota que es normal sacarlos enganchados de la boca.
En otros tiempos, y muy clásico de los aficionados de la vieja escuela, en el uso de los anzuelos tradicionales se colocaba, a 30 cm del anzuelo, una boya mediana, prácticamente de 100 mm, de esa forma se evitaba el tragado y era mejor sacar el anzuelo sin lastimar el ejemplar.
Hay que mencionar, por último, que no sólo tienen un fin proteccionista el uso de este tipo de anzuelos, también la pelea de un pez clavado de la mandíbula en lugar de las vísceras adquiere otro nivel, siendo un disfrute mayor para el pescador.
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