Comenzaron a registrar en las últimas semanas, gracias al regreso de las lluvias, aumentos de entre un 30% y 40% en sus cosechas. Sin embargo, lo que debería ser sinónimo de buenas noticias se transformó por estos días en una verdadera pesadilla, que puso las cuentas de los colonos en rojo. Esto se evidenció luego del descarte de millones de kilos de hoja de té que no lograron ser vendidas.
La razón de este fenómeno es ciertamente multicausal. La cosecha de té se realiza durante los momentos más cálidos del año, que en Misiones se extiende desde finales de septiembre y octubre hasta fines de abril o incluso principios de mayo. Por campaña de deben realizar varias podas para asegurarse de obtener un brote lo más tierno posible, asegurando de esa forma el cumplimiento de los estándares de calidad demandados. Es importante aclarar que este cultivo se exporta en más de un 90%.
“Nosotros acá venimos de tres años de baja producción por la sequía. Sin embargo, al no haber tanta demanda internacional de té en ese periodo, se produjo un equilibrio entre oferta y demanda. Esta zafra, en cambio es una tormenta perfecta. Hubo muchísima producción en las primeras cosechas, que hizo que las fábricas no puedan elaborar toda esa materia prima en tiempo y forma”, explicó a Bichos de Campo Jonathan Klimiuk, productor tealero e industrial de Misiones.
Esto es clave ya que la hoja verde no puede acopiarse, y de “pasarse” el brote hay más presencia de palo, fibra y su calidad desciende, además de que el secadero no puede procesar correctamente esa hoja. Con la yerba mate, en cambio, la hoja sí puede permanecer en el árbol por más tiempo.
“El té procesado y seco, ya envasado, se puede guardar hasta un año, tal vez un poco más. De todos modos, siempre entre más fresco esté, mejor calidad tiene. Pero en nuestro caso ya estamos quedando con poco espacio también en los depósitos. Estamos hablando al 100% de la capacidad de la fábrica”, indicó a este medio Héctor Hugo Dingler, presidente de la Cooperativa Yerbatera y Tealera de 2 de Mayo.
La situación se complicará aún más en unos días, ya que será tiempo de realizar una nueva cosecha de nuevos brotes de té.
En paralelo, hay otro obstáculo vinculado a las mermas en las ventas al exterior. Estados Unidos, el principal destino comercial, bajó sus compras un 30%, al tiempo que la cotización en dólares del té también descendió un 10%.
Ahora bien, ¿tiene Argentina otros mercados? La respuesta en sí, sin embargo allí también bajaron las ventas.
“Exportamos a otros nueve países, pero tenemos una fuerte competencia de té de Kenia, que es uno de los grandes productores a nivel mundial y está en la misma situación que nosotros, con exceso de producción. Lo que hicieron fue un té de excelente calidad y salieron a bajar entre un 50% y 60% los precios. Destinos como Rusia y Europa hoy están comprando té de Kenia con precios muy agresivos, con los cuales no podemos competir. Si bien tuvimos una devaluación que ayudó a la actividad, la actualización del costo en dólares superó ya eso. Fue muy brusco la suba del costo de combustible”, señaló Klimiuk.
El industrial sostuvo que hay dos teorías para esta baja en la demanda de Estados Unidos. Una de ellas se vincula a una recesión en su consumo, y otra a un interés de los grandes envasadores de producto de diversificar mercados y tener presencia en más de un país para producir su “propio blend”.
“Hoy teniendo té de Kenia, que es de una excelente calidad y mucho más económico, hay miedo de que nos reemplacen”, afirmó el misionero.
Dingler, por su parte, consideró: “Creo que hay un problema de stock que tienen las distribuidoras en Estados Unidos, que es el país que más cantidad de té importa. Ellos están con un stock del año pasado todavía y por eso van haciendo su negocio y cerrando contratos de acuerdo a su proyección de ventas. Por lo pronto ya tenemos salidas de té para exportación demoradas. Todo indica que recién en febrero o marzo van a empezar a salir los lotes, lo que también impacta en la actividad”.
En paralelo a esto, hay otro frente que a futuro podría convertirse en otro obstáculo más para esta actividad. Se trata de la normativa que estipula que Misiones deberá dejar de aplicar glifosato en los próximos años, lo que pone en jaque a productores tealeros y yerbateros ante la falta de un herbicida alternativo y aprobado que lo reemplace.
“La Cámara Elaboradora de Té Argentina (CETA) fue notificada en dos oportunidades por Estados Unidos, ante el miedo de que Argentina reemplace el glifosato con otro producto no aprobado por la FDA, que es el ente de control de ese país. Está entonces el miedo de que Argentina no tenga con qué reemplazar ese insumo, y se encarezca la producción porque se necesitará mucha mano de obra para limpiar los teales”, explicó Klimiuk.
La pregunta que queda ahora sobre la mesa es si se podría haber hecho algo para facilitar la absorción de esta sobreoferta de té, o si es un fenómeno imposible de evitar. Para el productor Klimiuk, se trata de algo natural.
“Es un fenómeno que hay que bancarse. Hoy creo que tenemos la oportunidad de buscar negocios nosotros. Nuestra empresa tiene presencia en varios países y estamos buscando nuevos mercados para el té argentino. Hoy tenemos 9 millones de kilos extra de producción y es algo que no se puede manejar”, concluyó.
Bichos de Campo