Tras la histórica sequía que atravesó la última campaña, la nueva cosecha 2023/24 presenta un desempeño mucho más auspicioso. “Sería la segunda más grande en términos históricos”, anticipan en el sector. Sin embargo, hay dos factores que tensan a los dueños de los dólares: el tipo de cambio sin mayor movimiento y la suba de retenciones de 2 puntos en productos industrializados de la soja.
Los números que presentó la Bolsa de Comercio generan entusiasmo en el sector agropecuario. El organismo estima una fuerte recuperación tras el “desastre” que significó la cosecha 2022/23, aunque con realidades dispares según cada grano. La producción total podría alcanzar las 137 millones de toneladas, un 65% más que el volumen obtenido en la campaña previa. De confirmarse esta cifra, quedaría como la segunda mayor producción de la historia, sólo por detrás de los 140 millones del ciclo 2018/19.
En base a estos números de producción, la entidad proyecta que el agro realice exportaciones por casi 100 millones de toneladas, un 65% más que el total estimado a exportar en el ciclo corriente. “La fuerte recuperación de la producción prevista para la nueva campaña permite que el agro vuelva a posicionarse como un aportante de divisas genuinas fundamental para la economía del país”, asegura su último informe. El organismo estima que se podrán exportar 59 millones de toneladas de maíz, 50 millones de toneladas de soja y 14,5 millones de toneladas de trigo.
Entre términos de ingresos de divisas, el panorama se presenta de esta forma: el sector sojero se erigiría nuevamente como el principal complejo exportador, con más de u$s20.000 millones -frente a u$s 13.700 millones en 2022/23- pero también se destaca la fuerte recuperación del maíz, con un aporte de u$s8.300 millones. El complejo triguero, en tanto, generaría envíos por u$s2.400 millones, el doble de lo alcanzado en la última campaña. Así, la exportación de granos y subproductos representaría cerca del 45% del total de los u$s75.000 millones proyectados a exportar en total desde el país para el próximo 2024”, enfatiza la Bolsa de Comercio.
Los primeros resultados de la favorable campaña llegarán entre abril y mayo. Sin embargo, el agro presenta dos factores que condicionarán el ingreso de divisas. El primero tiene que ver con el tipo de cambio, que se mantiene bajo la dinámica del crawling mensual 2% tras la corrección del 118%. “La cotización ha tenido un deterioro y los precios internacionales han caído. Con una inflación del 25%, aumento de insumos y el combustible y un dólar corriendo a este ritmo, vamos a estar en problemas”, definió el exministro de Agroindustria de Mauricio Macri, Ricardo Buryaile en Radio 10.
El productor del agro aclaró que un dólar exportador ya se tomaba a $640. “Eso significa un aumento para el campo alrededor del 20%, no del 118%”, mencionó. De momento, la propia dinámica del sector indica que enero y febrero no son meses de fuerte liquidación. Este último mes podría marcar el ingreso de dólares por parte del trigo, pero no de forma significativa.
Un representante del sector exportador dialogó con Ámbito y delegó la situación a las estimaciones de los productores. “Por más que nosotros quisiéramos comprarle todo, si el productor cree que el valor del dólar no es el que él quiere, probablemente no tenga un flujo de venta rápido”, señaló. Los exportadores destacan que la mejora en el tipo de cambio en términos reales “fue importante” pero, considerando la inflación internacional y local, el impulso que adquirió “se perdería bastante” y, de no haber modificaciones, el dólar estaría “atrasado” a principios de marzo.
Otro punto en conflicto tiene que ver con la propuesta de suba de retenciones de productos industrializados de la soja del 31% al 33%, lo que obstaculizaría la posibilidad de negociar un adelanto de divisas hasta la cosecha. “Hay mucho enojo por la suba de los dos puntos”, resaltan. Ya lo advirtió CIARA-CEC hace dos semanas en un comunicado: “El Gobierno desconoce que la suba de impuestos provocará una menor molienda de soja, con la consecuente reducción de las exportaciones de bienes industrializados. Esta situación generará una caída en el ingreso de divisas y por tanto de los ingresos fiscales”.
Ámbito Financiero