Tener un huerto urbano se convirtió poco a poco en un nuevo estilo de vida. Una práctica que cada vez más personas desarrollan sin importar el espacio y el tiempo. Más aún añadiendo especies poco conocidas que indefectiblemente le suman diversidad al entorno y por supuesto aumentan la variedad de alimentos.
En ese sentido, muchos huerteros incorporan mostaza entre sus cultivos, debido a que es una planta con muchas propiedades, que conviene tener en casa. Sus hojas tiernas se consumen crudas en ensaladas al igual que sus yemas. Las más viejas pueden ser hervidas, cocidas al vapor o salteadas para preparar infinitos platos caseros. Las hojas verdes y los tallos se pueden usar en escabeche o ser secados para comer durante invierno.
La mostaza es una variedad que crece en primavera y verano, aunque varios días con temperaturas que superen los 30 grados pueden afectarla, sobre todo en el caso que los rayos del sol le apuntan directamente. Sin embargo, dependiendo de las zonas, la recomendación óptima de siembra es a mediados de agosto para que transcurra gran parte de su vida con temperatura acorde.
No obstante, los especialistas indican que es un cultivar que se adapta perfectamente a regímenes de temperaturas frías.
En primer lugar es conveniente pon a remojar las semillas de mostaza por algunas horas para que se hidraten, preferentemente 4 horas serán suficientes.
Luego, se precede a depositar las semillas en la tierra, siempre es mejor hacerlo en una maceta, en un agujero de unos 3 o 4 centímetros de profundidad con un grosor suficiente para que entren las semillas.
Inmediatamente después se tapa el hueco con un poco de tierra y se precede a regar la semilla con agua, produciendo un efecto tal que no permita que se encharque.
Una vez implantada la semilla, se debe esperare unos 50 o 60 días para que se pueda empezar a cultivar las primeras hojas inferiores que tendrán unos 30-40 centímetros de altura, y después las flores, si es que el huertero lo desea.
Requiere de un suelo húmedo y un ambiente seco. Buen drenaje de suelo. La planta tiene un sistema de raíces ramificado muy desarrollado que le permiten aprovechar muy bien todos los nutrientes del suelo.
La mostaza blanca prefiere suelos calcáreos, tierra de consistencia media, suelo franco o arenoso que permita retener humedad, el mismo debe ser neutro y básico con PH superior a 6. Terrenos con PH inferior a 5,4 afecta negativamente al desarrollo de la planta.
La mostaza es una planta con muchas propiedades, entre las que se encuentran, el efecto antibiótico muy potente contra bacterias tanto peligrosos como la Salmonella u otras enfermedades infecciosas en el intestino.
Según el mito, es una planta que resuelve complicaciones en otros órganos y posibles contaminantes de alimentos como la carne o lácteos crudos.
Pero además, su consumo, también ayuda a dormir, gracias a su melatonina, una hormona que sirve para regular los ritmos de sueño y facilita un mejor descanso.
Para ser degustada en ensaladas, sus hojas tiernas tienen un perfil de sabor intenso con un sencillo y atractivo picante, un borde tipo rábano que es mejor al combinarse con algo rico y dulce.
Una porción de una taza tiene 15 calorías, pero tiene 2 gramos de proteína y fibra, más de dos tercios de las necesidades diarias de vitamina C recomendadas, todo un día de vitamina A y más de tres veces la ingesta necesaria de vitamina K.
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