ué puede pasar con los precios, la participación y oportunidades de Argentina en el mercado y las amenazas que hay para la nueva campaña fueron algunos de los temas abordados por analistas de Cargill, Bunge y Cofco en la Jornada de Perspectivas Agrícolas que realizó el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.
"Hace un tiempo nuestra visión era bajista, pero ahora somos neutros", comentó Sean Hyland, de Cargill Argentina sobre la perspectiva en el precio del maíz y planteó un rango de US$ 145 y US$ 165 en cosecha.
Según Sean, lo importante para el mercado del cereal es entender contra quién compite Argentina y seguir la oferta de los principales países exportadores, como Ucrania, Brasil y Estados Unidos. "El mercado de referencia siempre fue Chicago, y lo que está pasando ahora es que la referencia es Sudamérica y el Mar Negro".
En la última campaña, Brasil, Ucrania y la Argentina exportaron 16 millones de toneladas más que lo previsto, con una oferta cercana a los 100 millones de toneladas en un comercio global de 160 millones.
Esta tendencia de crecimiento en la exportación "se puede mantener", aunque en Argentina dependerá de las medidas que tome el nuevo Gobierno. "Ucrania y Brasil van a seguir creciendo", consideró Hyland.
En Cargill ven que el flujo mundial de maíz viene creciendo a un ritmo del 6,5% anual en los últimos 5 años. Es decir, "para 2050 este ritmo productivo no alcanza, debemos encontrar soluciones y mejoras". Además, en China "hay políticas que pueden cambiarlo todo", como la transformación en etanol o la finalización de subsidios a la producción en 2021.
Argentina tiene una ventana de marzo hasta julio para competir solo con Estados Unidos, y de julio a enero Brasil va a ser el más competitivo.
"En 6 meses de los 12 Sudamérica va a exportar 7,5 millones de toneladas por mes, y dejas a Ucrania y a Estados Unidos fuera de juego". En el mercado global, "de julio para adelante pasas a competir también con Brasil y de octubre en adelante están los 4 orígenes más importantes vendiendo fuerte".
En este sentido, Hyland destacó: "de marzo a julio hay que vender el maíz, luego (conseguir un mejor precio) depende de un evento climático adverso" en países productores.
Para lograr el rango de entre US$ 145 y US$ 165 hay temas a mirar en los próximos 90 días. Uno es la guerra comercial: "Ya nadie le cree a los twits de Trump".
De igual manera, en el caso del maíz podría haber una oportunidad: "Hace 15 días atrás el maíz no figuraba en el acuerdo, si lo llegan a meter es factor alcista".
Se suma el hecho de que "la fiebre porcina no terminó, va a venir una segunda ola", y que la calidad de la cosecha en Estados Unidos podría no ser buena sobre el final de la cosecha. Además, aún no se sabe con certeza la producción en Argentina y Brasil y el "mundo toma una gran cosecha", lo cual "es un error garrafal".
Eduardo Vázquez, de Bunge, destacó que "hubo una respuesta inmediata de la producción con las políticas implementadas" en 2015. En este sentido, destacó: "Esperemos que la nueva administración haya aprendido de los errores del pasado".
Según comentó, desde Bunge esperan una producción de 19 millones de toneladas, aunque con un margen de variación que puede ser negativa, siendo el volumen más cercano a los 18,5 millones de toneladas. En tanto, la hoja de balance muestra un consumo interno que se mantiene estable en torno a los 6 millones de toneladas y una exportación de 6 millones.
De la exportación prevista para la nueva campaña, "ya ubicamos 5,5 millones de toneladas", estimó Vázquez. De las cuales hay 4 millones de toneladas comprometidas por fuera de Brasil: "No queda mucho trigo para ubicar por fuera de Brasil, esto le da un piso al precio del trigo".
"Podemos tener un FOB marzo cercano a los US$ 210, aunque depende del esquema de retenciones que haya con el nuevo Gobierno". Esto da un FAS cercano a los US$ 185, lo que dejaría "un precio de entre US$ 10 y US$ 15 superior al que tenemos hoy".
"El mundo, más allá de las presiones políticas, tiene lógica. Esta lógica es que la mercadería recorra la menor distancia posible entre quien la produce y quien la consume", consideró.
En este sentido, "deberíamos ser inteligentes y atender los mercados en donde tenemos ventajas". Esto sería atender mercados como Chile, Colombia y Perú, siempre y cuando la calidad del trigo argentino lo permita, y tomar parte de África subsahariana, en donde competimos de igual a igual en flete contra Rusia. "Es más lógico que venderle trigo a Indonesia"
"Debemos producir la calidad que implique maximizar los precios, entre todos podríamos pensar en un nuevo sistema de comercialización, ya que el actual no motiva el uso de tecnología al máximo", agregó.
La oferta de soja en el mundo venía creciendo por mayores cosechas de Estados Unidos, Brasil y la Argentina, pero la campaña 2019/20 marcó un quiebre y habrá 21 millones de toneladas menos. Por otro lado, del lado de la demanda hubo dos factores de peso que comenzaron a impactar sobre los precios: fiebre porcina en China y guerra comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático. Bajo este escenario, desde Cofco destacan que este año se alcanzó un récord de stocks, con 116 millones de toneladas hasta agosto de 2019. "Para la campaña que viene, en agosto de 2020 estimamos una caída de 9 millones de toneladas en los inventarios", contó Ezequiel Cornejo, de la compañía china. Cornejo explicó que va a llevar un tiempo recuperar la demanda de China afectada por la fiebre porcina y que la molienda recién podría crecer en 1,2 millones de toneladas en 2020 luego de caer 6 millones. En tanto, "la guerra comercial hizo replantear todos los flujos de demanda", destacó el analista de Cofco. Esto generó una mejora en los márgenes de molienda de Estados Unidos y una capacidad logística ociosa. Distinto fue en Argentina, en donde los márgenes de molienda fueron pobres y hubo una mayor dependencia de China.
"China va a proteger a fondo el valor agregado, es solo un resguardo por si las cosas con Estados Unidos se ponen peor", comentó en referencia a la oportunidad de Argentina de exportar harina de soja. En donde si hay una oportunidad para aprovechar, es en el mercado de carne, consideró.
Desde Cofco ven una caída de la oferta argentina, con una cosecha en 53,2 millones contra 55,3 millones de la campaña anterior. con importaciones que superan los 3 millones de toneladas: "En un escenario de guerra comercial estimamos que las exportaciones de poroto van a ser de 10 millones de toneladas".
Cornejo agregó que el de Argentina, es un cuadro de oferta y demanda muy sensible. Por un lado por el clima y por el otro por la incertidumbre sobre las políticas del nuevo Gobierno. "¿Vamos a poder seguir importando?", preguntó y agregó que cualquier cambio impactaría fuertemente.
Además, "hay que ver la venta del productor, porque hay mucha incertidumbre", y se suma la calidad del poroto, que "afecta la competitividad de la mercadería argentina en el mundo".
Para el futuro, consideró que "debemos esperar a conocer cuáles serán las reglas de juego". Esto implica conocer el nuevo esquema de retenciones, y el diferencial arancelario que hay entre el poroto y los subproductos: "¿Queremos generar valor agregado o exportar materias primas? La exportación tiene buenos márgenes para el poroto, y para la molienda apenas se cubren los costos".
Se suma el cepo al dólar, que "impacta directamente en el ritmo de venta". "Si el productor no vende la exportación no liquida".
El productor busca anticiparse a los cambios en retenciones, ya que "vendió 5,3 millones de toneladas, casi el doble que el récord de los últimos 5 años".
Agrofy News