Las hormigas cortadoras son verdaderas agricultores para alimentarse. Para cumplir con sus objetivos alimentarios, comúnmente, arrasan con muchas de las plantas de la huerta y el jardín.
Lejos de los que se puede pensar viendo sus hábitos, ellas no consumen los vegetales que cortan y trasladan al hormiguero. Ese material sirve para alimentar un hongo presente en el hormiguero del cual sí se alimentan. Así, llevan 65 millones de años de evolución.
Sin embargo, ahora, se están conociendo más sobre actitud y sabiduría en el momento del forrajeo, es decir, troceo del material verde.
Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) profundizó en el papel que juegan ciertos compuestos químicos vegetales que podrían actuar como ‘alertas’ en el vínculo de las hormigas con su entorno.
El hábito de las hormigas cortadoras de trocear hojas y llevarlas a su hormiguero se modifica ante la presencia de un hongo que vive dentro de las hojas del pasto raigrás anual (Lolium multiflorum). Este pasto se usa mucho como alimento para el ganado en los pastizales pampeanos. La especie de hormigas Acromyrmex ambiguus, a menudo dañan sus hojas”, dijo Juan Fiorenza, docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de la Facultad.
El investigador explicó que se conoce, desde hace un tiempo, que un hongo endófito que parasita al raigrás produce una sustancia tóxica para los insectos.
Dado que existen plantas de raigrás no infectadas con este hongo, una de las ideas de Fiorenza fue que las hormigas cortadoras iban a preferir al raigrás no infectado con endófito —y por lo tanto, sin alcaloides tóxicos— y rechazarían al infectado, tóxico.
“La selectividad de las hormigas ante las plantas de raigrás, con y sin el hongo endófito que parasita a esta planta, dependió si este afecta o no al hongo que está en el hormiguero. Si una planta es buena para el hongo del nido, las hormigas la siguen cortando. Si es mala, la abandonan. Por lo tanto, el ‘aprendizaje’ involucra el paso del tiempo. En nuestro caso, cinco días fueron suficientes”, comentó el investigador.
En el día 1, las hormigas cortaron a todas las plantas por igual. Pero ya en el día 3, la proporción de hojas dañadas en las plantas con endófitos había caído. En el día 5, menos del 50% de las plantas infectadas eran atacadas, mientras que las que no tenían endófito seguían siendo preferidas. De alguna manera aprendieron a distinguir a las plantas que no les convenía forrajear”, explica.
El investigador afirmó que este comportamiento de las hormigas se llama rechazo demorado y que sus resultados lo muestran por primera vez para la ciencia en hormigas cortadoras enfrentadas a plantas infectadas con endófito.
Fiorenza reconocía que, además de alcaloides, el raigrás infectado con endófito produce gran cantidad de un compuesto químico volátil, que produce el típico ‘olor a pasto recién cortado’. Por eso, decidió probar si esa sustancia particular afectaba el crecimiento del hongo del hormiguero.
“En el laboratorio, en placas de Petri, cultivamos el hongo del hormiguero. A algunas placas les pusimos un papelito impregnado con el compuesto volátil, mientras que a otras les pusimos un papelito sin el compuesto volátil, y medimos el crecimiento del hongo durante 6 semanas”.
“El investigador comprobó que el hongo del hormiguero repelió las sustancias volátiles que genera el pasto y es tóxica para él. En las placas que contenían este compuesto volátil”, indicó
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