“Asígnanse, a través del instituto de la sustitución administrativa, las facultades de la Subsecretaría de Gestión Administrativa de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía, al señor subsecretario de Gestión Administrativa de Industria y Desarrollo Productivo, Licenciado en Administración Joaquín Pérez Trípodi”.
Ese es el único artículo importante de la Resolución 19/2023 firmada el pasado 5 de febrero por el ministro de Economía, Luis Caputo, que confirma lo que Bichos de Campo informó el 26 de enero: la intervención lisa y llana del área financiera y administrativa de la Secretaría de Agricultura por parte del equipo más cercado al titular del Palacio de Hacienda. Esto es, en términos políticos, el sometimiento absoluto del quien fuera designado allí, Fernando Vilella, al núcleo duro de Caputo.
Este núcleo duro está personificado en el secretario de Industria y Desarrollo Productivo, Juan Pazo, quien este jueves también desplazó a Vilella de las negociaciones con el sector yerbatero.
A fines de enero, este medio había informado que Pazo envió a Agricultura un interventor administrativo llamado Martín Fernández. Ahora esa intervención se formalizó en esta resolución, que define que cualquier gasto o contratación realizada en Agricultura deberá pasar por el tamiz y la aprobación de Pérez Trípodi, designado como subsecretario de gestión administrativa en Industria desde el pasado 22 de diciembre.
Curiosamente fue el ex secretario de Agricultura de Sergio Massa, el entrerriano Juan José Bahillo, quien filtró en sus redes sociales la resolución firmada el lunes por Caputo, que no había sido publicada en el Boletín Oficial (una prerrogativa con la cual cuentan los funcionarios).
“Se conoció está semana la decisión del gobierno nacional de traspasar la Subsecretaría de gestión administrativa de la Secretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca a la órbita de la secretaría de Industria y Desarrollo Productivo. Esta decisión deja sin el control de todos los procesos administrativos, presupuestarios, jurídicos, Recursos Humanos y control sumarial a la SAGyP”, escribió Bahillo, explicando los alcances de la decisión de Caputo.
El ex secretario de Massa consideró que con este sometimiento del área manejada por Vilella a Industria “una vez más el gobierno nacional demuestra que no tiene ningún interés en desarrollar programas y políticas que alienten el crecimiento del sector primario, de las economías regionales, el acceso de nuestros productores a la biotecnología, el desarrollo de nuevos mercados y la realización de políticas para los pequeños y medianos productores”.
¿Y qué implica esta decisión? Aunque ellos lo intenten disimular, en términos política es muy golpe muy duro para Vilella y su equipo. El ex decano de la facultad de Agronomía de la UBA se había acercado en tiempos de campaña a La Libertad Avanza (LLA) por iniciativa de un grupo de empresarios que le pidieron que redactara una propuesta de política agropecuaria para Javier Milei, quien hasta ese momento no tenía casi referentes surgidos de la cantera del sector. Vilella lo hizo y fue confirmado como secretario de Agricultura, con el aval del jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Pero en los hechos, nunca tuvo demasiado trato con su superior inmediato, el ministro Caputo, quien en cambio sí logró colocar a uno de los suyos en Industria.
No hay una foto que muestre e Vilella ni con Caputo ni con el presidente Milei. Y eso en política también tiene muchísima significancia.
El enfrentamiento entre Agricultura e Industria es un clásico de todos los gobiernos, cualquiera sea su signo político, porque muchas veces las tareas se superponen. Por ejemplo, cuando se habla de la industria del cuero. Es así que muchas veces el Vasco José Ignacio de Mediguren, colisionaba con los exministros Luis Basterra o Julián Domínguez, en el anterior gobierno. O yendo más atrás, fue harto conocida la interna entre los ex ministros de Macri en ambas posiciones, Dante Sica versus Luis Miguel Etchevehere.
Nunca había sucedido, empero, que un gobierno definiera el sometimiento total y absoluto de un área, en términos de recursos humanos y financieros, a la otra, como está sucediendo ahora. Es más, el secretario de Agricultura siempre había tenido un servicio administrativo propio y autónomo. Podría contratar al personal que necesitara y realizar las licitaciones que tuviera que realizar.
En este caso, la resolución de Caputo justifica la decisión en que el Decreto 8 de fecha 10 de diciembre de 2023, ya en el gobierno de Milei, modificó la Ley de Ministerios asignándole a Economía las facultades anteriormente atribuidas al ex Ministerio de Desarrollo Productivo (Industria) y al ex Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Es decir, colocó a ambas reparticiones en rangos iguales, ambas como secretarías dependientes de Economía.
Luego confirma el texto que el 12 de enero pasado se traspasaron los programas del Servicio Administrativo Financiero 363 (correspondiente a Agricultura) al ámbito del Servicio Administrativo Financiero 362 (correspondiente a Industria), con el objeto de “simplificar las labores de gestión financiera y presupuestaria” que debían estar a cargo de Vilella. Es lo que está formalizando ahora esta resolución, que finalmente confirma una intervención de facto.
Claro que la simplificación es que Agricultura se someta a Industria y no lo contrario. Someter siempre al más débil siempre resulta más sencillo.
AgroNoa