En el interior del interior pasan cosas. Hay quienes apuestan al turismo, hay quienes apuestan al chocolate, hay quienes apuestan a la ganadería y también hay quienes se alejan a paraísos remotos a cultivar lavandas, organizar un festival de su cosecha y sueñan con escalar el helado, el gin y la garrapiñada de lavanda. Conozcamos la maravillosa historia de Cristian Signorelli y su emprendimiento “Lavandas del Limay”.
Con espíritu emprendedor y con fuerte arraigo local, el pasado 16, 17 y 18 de febrero se celebró el Festival “Cosecha de la Lavanda”, en Villa Llanquín, la perlita de turismo emergente que es tendencia en la Patagonia y se ubica a sólo 40 kilómetros de Bariloche, al borde de la ruta nacional 237.
Quien organizó el encuentro fue el emprendimiento local “Lavandas del Limay” y su dueño, Cristian Signorelli afirmó que el encuentro “nos dio un reconocimiento. Fue completito y la gente, se fue súper emocionada, igual que nosotros, por haber pasado un momento tan grato. Se sintió muy buena energía y para nosotros tuvo un impacto importantísimo”.
Este emprendedor, que primeramente residió en San Carlos de Bariloche, contó que lo suyo “siempre fue como un amor directo con la lavanda y todo el tiempo, en toda nuestra vida, estuvimos directa o indirectamente conectados con las lavandas”.
Empezaron con este proyecto hace 10 años y con tan sólo 50 plantas a modo de prueba: “Consideramos, en su momento, que estaba muy bueno porque es bastante más seco acá, dado que la lavanda es muy sensible a la cantidad de humedad. También nos pareció que el suelo es súper interesante para arrancar algún tipo de cultivo que tenga que ver con las aromáticas, que tienen menos requerimientos en cuanto a nutrientes; las lavandas son un poco más fuertes a la hora de resistir cualquier inclemencia climática. Por eso, consideramos que este es un lugar increíble para hacer plantaciones de aromáticas”.
En “Lavandas del Limay” empezaron con un tipo de lavanda híbrida, “un lavandín”, es decir, “una mezcla entre dos variedades originales de lavanda, la latifolia y la angustifolia. De eso, se produce mucha cantidad de aceite esencial, lo que permite, según Signorelli, tener mayor plantación en un espacio reducido.
“Los primeros años fueron bastante difíciles. Vivíamos en Bariloche y venir hasta acá para cuidar las plantas y el predio, fue muy difícil. Incluso, habíamos puesto otras plantas y árboles que no funcionaron porque no los podíamos cuidar de la manera adecuada y también sin saber cuáles eran los cuidados específicos de cada cosa; fue como una apuesta”, contó el emprendedor.
Y agregó: “sin ningún tipo de apuro, fuimos aprendiendo porque no había mucha información, en aquel momento, cuando arrancamos, sobre la producción de lavanda”. En la actualidad, “Lavandas del Limay” tiene más de 17 variedades, cuenta con 4000 plantas productivas, y se ha transformado en un parque agroecológico. “Todo lo que aprendimos en estos años sobre la lavanda nos posiciona como los referentes, de alguna manera, en el mundo de la lavanda en Argentina”, destacó.
“La lavanda es una de las plantas más maravillosas que tiene, me parece, este planeta. No solamente sobrevive a muchos efectos climáticos, sino que además tiene algo que se llama el aceite esencial, como la mayoría de las aromáticas, que es como lo más puro, químicamente hablando, que puede llegar a tener un alimento para el ser humano. Es un alimento sutil que uno puede utilizarlo para la salud, para la higiene y para la belleza; tanto para afecciones corporales como emocionales”, compartió.
Desde allí se elaboran cosméticos y productos de aceite esencial; también, van por el lado de la pastelería a base de lavanda y la venta de plantines. Todo esto se suma a la apuesta que Villa Llanquín está realizando sobre el turismo rural, por lo que resultan muy atractivas las visitas guiadas a los cultivos. Todo esto se comercializa directamente en el lugar o a través de la web https://lavandasdellimay.com.
En cuanto a la cantidad de trabajadores que alberga, Signorelli explicó que “eso es variable porque nosotros tenemos una temporada alta que es muy marcada, que es cuando florece en verano. En este momento somos muchísimos más. Entonces, ahora lo que queremos hacer, es empezar con el tema del turismo y la casa de té, como para ofrecer también en invierno”.
AgroNoa