Aguas Sucias: Informe de UTN relativiza su impacto en el medio ambiente marino

 Prefectura exige el cumplimiento de la Ordenanza Marítima 03/2014 que busca prevenir la contaminación. “El volumen de aguas sucias da valores de descarga muy pequeños y resultan despreciables teóricamente”, concluyeron.

A partir de un convenio con la Cámara de Profesionales de Puerto Quequén, la Facultad Regional Mar del Plata de la UTN realizó un estudio donde resumió el análisis técnico realizado sobre el  tratamiento de aguas sucias a bordo de barcos pesqueros en que se presentaron las alternativas de adecuación tecnológica de las embarcaciones que contribuyan al cumplimiento efectivo de la normativa y a minimizar el impacto ambiental.

El estudio fue demandado por el sector empresarial, cámaras armadoras, estudios navales con vistas a la necesidad de cumplir con la Ordenanza Marítima 03/2014, titulada «Normas para Prevenir la Contaminación por Aguas Sucias de los Buques», y su complejidad para establecer un sistema de cumplimiento efectivo.

El estudio analiza el estado de la flota pesquera con arqueo menor a 400 toneladas  y capacidad de transporte menor a 15 personas en los puertos del litoral atlántico respecto de su adecuación con el régimen de descarga de aguas sucias y el análisis del impacto ambiental de la actividad productiva relacionada, efectuada en los meses de septiembre a noviembre de 2023.

La norma establece la prohibición absoluta de descargas a menos de 4 millas de la costa, lo que planteó el rechazo absoluto y persistente de los armadores comprendidos en este estrato de flota por considerar que era de imposible cumplimiento sin afectar la estabilidad y autonomía de las embarcaciones.

Este medio tuvo acceso al informe final, cuyos autores son Emiliano Martínez, Martín Bruno, Pilar Silva Ortiz, Matías Cano, Ohanes Tatarian, Alejandro Vaccari y Alicia Zanfrillo. El documento, de 93 páginas, fue prologado por el decano de la Facultad, Fernando Scholtus.

“Estamos satisfechos de haber podido hacer un aporte en este tema. Contar con rigor técnico, análisis objetivo, simple, actual y multidisciplinario, que unifique los criterios para dar respuesta en la búsqueda de ajustarse a la normativa; con propuestas lógicas y realizables, que habiliten la actividad productiva de los buques de menor tamaño”, refirió el Decano.

Argentina ha adoptado el Anexo IV del Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por los Buques (MARPOL). Argentina, como Estado signatario del MARPOL, ha implementado y adoptado las disposiciones del Anexo IV para garantizar que los buques que naveguen bajo su bandera cumplan con los estándares establecidos para el tratamiento y la gestión de las aguas sucias a bordo.

Pero la norma fue pensada para grandes embarcaciones, no las de menor eslora, a las que la presión para que cumplan con la normativa les ha generado innumerables problemas más allá de que el documento evalúa como mecanismos de remediación plantas de ozono, luz ultravioleta, desinfección química y tanques de almacenaje de líquidos, que en la práctica, nadie quiere limpiar y/o reparar.

Los autores delimitaron que la flota comprendida en la normativa se compone de 145 embarcaciones como límite superior para el cálculo. Para obtener un cálculo representativo, se estimó en cada embarcación la capacidad máxima de tripulantes declarados.

“Del análisis se desprende que, en la totalidad de las embarcaciones contamos una condición teórica de 1875 tripulantes, considerando todas las embarcaciones con tripulación completa y navegando en el mismo momento”, especifica el documento titulado “Tratamiento de efluentes a bordo de barcos pesqueros”.

En base al cálculo, los investigadores contemplaron que cada descarga de un inodoro consume en promedio 20 litros de agua y que cada individuo puede utilizar el baño aproximadamente 5 veces al día.

Esto da como resultado que cada tripulante genera aproximadamente 100 litros de agua sucia de manera diaria, dando un total de generación de 187.500 litros por día, entendiendo que la descarga puede contener indistintamente orina y/o materia fecal.

“Se considera que la utilización de 5 veces al día del baño por tripulante se realiza mayoritariamente para la micción, pues se estima que del promedio de 5 visitas al baño que puede efectuar un tripulante, 4 de ellas corresponden a esta mencionada acción”, aclara el estudio.

En ese sentido, profundizaron sobre el origen del agua necesaria en el circuito de aprovisionamiento a los inodoros, la cual se obtiene a través de la toma de mar y debido a esto el sistema no utiliza agua dulce en las descargas.

“Manteniendo los mismos parámetros de generación de efluentes, si consideramos que los habitantes de las ciudades que tienen puertos donde operan las embarcaciones de pesca, se puede estimar un vuelco de 174.615.200 litros de agua sucias por día, las cuales son volcadas con y sin tratamiento por medio de un emisario que se encuentra en todos los casos descargando antes de las 4 millas”, expone y compara el informe.

El documento asegura que la incidencia de la contaminación por causas antrópicas en las ciudades costeras resulta mayor si se la compara con la descarga de aguas sucias de la flota pesquera nacional analizada en este informe.

Esto surge del análisis de un escenario de situación extrema: navegación de toda la flota al unísono, tripulación completa y uso sincrónico del sanitario. Dicho escenario ofrecería como resultado la generación del 0.11% del vertido aproximado de la población costera en las ciudades que tienen puertos donde opera dicha flota.

Esto da como resultado “valores de descarga muy pequeños en comparación con los volúmenes de vuelco de las ciudades costeras y en función del tamaño del cuerpo receptor, resultan valores totalmente despreciables teóricamente si se comparasen con estos mismos desechos, correspondientes a todos los habitantes del litoral atlántico de Argentina”, resume el documento.

A partir de esta asimetría es que los autores consideraron que “la falta de un sistema de tratamiento adecuado en la ciudad portuaria puede representar un riesgo mayor para el ecosistema costero a pesar de los esfuerzos de la industria pesquera para cumplir con la normativa debido al escaso volumen de líquido que pueden descargar las embarcaciones en estudio”.

Queda ahora ver qué actitud adopta la Prefectura ante la evidencia académica. Desde 2014 que en la fuerza insisten con la Ordenanza y como no pueden hacerla cumplir, presionan a los armadores vinculando la renovación del certificado de residuos al compromiso de iniciar el trámite y hasta presentar planos para la colocación de los dispositivos de acopio.

La experiencia de los nuevos barcos botados recientemente, y que ya cuentan con sistemas de trituradoras y tanques, tampoco es alentadora. Hay buques donde se tapan los conductos y otros donde se deben desarmar los inodoros cada vez que llega a muelle, tarea que no encuentra muchos talleres navales dispuestos a realizarla.

El tratamiento de las aguas sucias a bordo de la flota menor parece un capricho de algunas líneas internas en la Prefectura o bien esconde el intento de emprender un negocio con la recolección de los líquidos. Todo encierra mucho mal olor.

Revista Puerto