La agricultura moderna busca constantemente eficiencia y sostenibilidad en el manejo de cultivos. Entre las innovaciones más destacadas se encuentran las técnicas de pulverización, especialmente la aplicación mediante drones y las máquinas terrestres autopropulsadas. Ambos métodos tienen sus pros y contras. ¡Vamos a explorarlos!
Precisión y flexibilidad: los drones pueden aplicar productos fitosanitarios de manera muy precisa, incluso en terrenos difíciles o inaccesibles para las maquinarias terrestres.
Menor compactación del suelo: al operar desde el aire, los drones eliminan el riesgo de compactación del suelo, favoreciendo su salud y permeabilidad.
Aplicación oportuna: la capacidad de volar bajo y en condiciones variadas permite a los drones realizar tratamientos justo en el momento necesario, sin esperar condiciones de suelo adecuadas
Capacidad limitada: los drones tienen limitaciones en cuanto a la carga que pueden llevar, lo que puede requerir recargas frecuentes y hacerlos menos eficientes en grandes extensiones.
Autonomía de vuelo: la duración limitada de la batería restringe el tiempo de operación continuo, necesitando pausas para recarga.
Costo Inicial y operativo: la inversión inicial y los costos de operación y mantenimiento pueden ser altos, especialmente para operaciones a gran escala.
En Argentina, el DJI T40 es el más usado.
Gran capacidad de carga: estas máquinas pueden cubrir grandes extensiones de terreno sin necesidad de recargar, haciéndolas ideales para grandes explotaciones agrícolas.
Eficiencia en grandes áreas: La velocidad y capacidad de estas unidades permiten tratar amplias áreas en menos tiempo.
Robustez y durabilidad: diseñadas para el trabajo pesado, estas máquinas ofrecen una larga vida útil y robustez ante diversas condiciones de terreno.
Compactación del suelo: el peso y el tránsito de estas máquinas pueden compactar el suelo, afectando su estructura y la disponibilidad de agua y nutrientes para los cultivos.
Menos flexibles: la aplicación en terrenos irregulares o muy inclinados puede ser problemática.
Dependencia de las condiciones del terreno: la efectividad está ligada a las condiciones del suelo, siendo menos versátiles en condiciones húmedas o barrosas donde pueden atascarse.
La elección entre drones y pulverizadoras terrestres autopropulsadas depende de varios factores, incluyendo el tamaño de la explotación, la topografía del terreno, el tipo de cultivo, y el presupuesto disponible. Mientras los drones ofrecen precisión y flexibilidad, especialmente útil en terrenos difíciles o para aplicaciones específicas, las máquinas terrestres siguen siendo una opción robusta y eficiente para operaciones a gran escala en terrenos menos complejos.
En la búsqueda de prácticas agrícolas sostenibles y eficientes, la decisión debe basarse en un equilibrio entre estos factores, considerando siempre el impacto ambiental y la optimización de recursos.
Las respuestas al dilema en Agroconsultas fueron variadas. Miralas todas en el posteo.
Hay que ponerle valor al tiempo de uno, no todo es ROI.
Si es para 400-500 has, el dron podría andar. Si fumigas 60-70 x dia y haces rotación del 50% ponele... en 4 días sin viento fumigaste tu rotacion, no es mucho tiempo. Pará mí es algo q va a cambiar muchísimo el paradigma a medida q crezcan en capacidad — Santiago Nobile (@SantiagoNobile) April 3, 2024
Yo me estuve planteando lo mismo pero con avionetas, llegue a la conclusion de que con drones conviene cuando tenes lugares chicos y difíciles de entrar, también lo podes usar casi con cualquier clima, pero cuando tenes muchas hectáreas es preferible la avioneta — josé (@canalis_jose) April 3, 2024
¿El drone más grande del mundo?
En Estados Unidos se vende un drone agrícola con capacidad de cargar 68 litros. Se presenta como el más grande del mercado para aplicaciones.
Agrofy