El estudio fue realizado por la International Seafood Sustainability Foundation (ISSF), donde no solamente analizaron la especie, sino que analizaron los efectos medioambientales que pueden tener la práctica de la pesquería, tanto en los ecosistemas como en otras especies.
La Fundación Internacional para la Sostenibilidad de los Productos del Mar fue creada en el año 2009 como una asociación global sin fines de lucre entre la industria del atún, los científicos y el Fondo Mundo para la Naturaleza, cuya misión es emprender iniciativas con base científica para la conservación a largo plazo y el uso sostenible de las poblaciones de atún, reduciendo las capturas incidentales y promoviendo la salud del ecosistema.
Lo analizado por especialistas indica que el 86% de las capturas mundiales de atún, procede de poblaciones consideradas en abundancia saludable, lo que representa un aumento del 1% con respecto al mismo análisis del año 2023.
Remarcan que es notorio el descenso de las poblaciones que estaban sobreexplotadas, las que ahora se ubican en el 10% del total, disminuyendo del 11% en igual período en el año anterior, a pesar que las estadísticas mantienen una estabilidad para las poblaciones consideradas de “nivel intermedio”, que representan el 4% del total.
Si bien se ha mejorad, sostiene el informe, siguen existiendo zonas consideradas críticas, tal el caso del atún blanco del Mediterráneo, el patudo y el rabil que se pescan en el Océano Índico, considerados con sobreexplotación y con sobrepesca, al igual que sucede con el atún rojo del Pacífico, por lo que sugieren desde la Fundación que la pesca sea más sustentable y sostenible.
El detalle de la situación de las poblaciones también fue pormenorizado en un trabajo denominado “Impactos de las pesquerías de atún en las especies no atuneras y otros aspectos medioambientales: resumen de 2024.”
El documento pone foco en las capturas accesorias y otros impactos ambientales de diversas técnicas de pesca del atún, las que serán publicadas de manera anual de acuerdo a lo informado por los realizadores.
Se destaca la importancia que tiene la biomasa reproductora, con el 61% de las poblaciones en buen estado, y de la mortalidad por pesca, con el 78% de las poblaciones no sobreexplotadas.
En referencia a las artes de pesca que se utilizan para capturar la especie, el 66% de las capturas es realizada con redes de cerco, a las que le siguen palangres y líneas, con un detalle sobre las capturas: de los principales túnidos comerciales alcanzaron los 5,2 millones de toneladas durante 2022, aumentando en un 2% con respecto a 2021.
La Fundación expresó en su informe que “no sólo proporciona información crucial, sino que también se compromete a fomentar una pesca responsable y sostenible. El informe no sólo proporciona datos, sino que también promueve la adopción de prácticas que respeten el equilibrio de los ecosistemas marinos. La colaboración entre organizaciones de gestión pesquera e iniciativas como al ISSF es clave para garantizar un futuro sostenible para la pesca del atún y la salud de los océanos de nuestro planeta.”
“A través de la actualización continua y la accesibilidad de sus datos, la ISSF demuestra su compromiso con una industria atunera que no sólo satisface las demandas del mercado, sino que también mantiene un ojo vigilante sobre la sostenibilidad ambiental, un equilibrio que es esencial para salvaguardar los recursos marinos para las generaciones futuras.”
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