En Argentina se utiliza una vacuna tetravalente contra la fiebre aftosa y se la debe considerar como la mejor opción para garantizar el estatus sanitario de nuestro país. La misma es elaborada por dos laboratorios en Argentina, Biogénesis Bagó y CDV.
En estos días el gobierno anuncio la decisión de pasar de la vacuna actual con cuatro virus a una vacuna con solo dos. Esto abrió un debate técnico científico que necesita un abordaje realmente profundo y serio. Si bien la decisión y responsabilidad es finalmente del SENASA, las consecuencias de una mala decisión afectarán a todos los productores y en consecuencia a la economía del país. En este debate se propone retirar el virus A2001 que fue el último en aparecer en Argentina en el 2001 y en cambio mantener el A24 que es un virus aislado en el año 1955.
En función de la evolución de esta discusión, reflexioné mucho sobre la responsabilidad que me compete, como profesional Médico Veterinario, con doctorado y posdoctorado en virología, habiendo desarrollado actividades de investigador en mis comienzos en Argentina y en EEUU, con más de 30 años trabajando en fiebre aftosa en diversas partes del mundo.
Ante opiniones de algunos empresarios y de consultores independientes, siento la responsabilidad profesional de expresar mi opinión sobre este tema, y a su vez de retransmitir la que he recogido de otros referentes de organismos científicos y técnicos en esta materia.
La vacuna que utiliza hoy Argentina es la más moderna y validada del mundo en términos de protección contra las variantes de virus de fiebre aftosa. Retirar el virus A2001de la vacuna sería un error y un paso atrás en términos de protección contra las variantes de virus tipo A que hoy circulan por el mundo, especialmente en países de la región como Venezuela donde está presente la enfermedad y no existen datos claros de cuáles son los tipos de virus de la aftosa circulantes.
El consenso de los expertos en la materia es que el virus que le agrega valor a la vacuna y la transforma en una vacuna de clase mundial, es el A2001, porque la combinación de ambos virus, A24 y A2001, le dan a la vacuna la característica de ampliar su protección y eso hace que todos los países con análisis de riesgo actualizados elijan esta vacuna. Existen numerosas publicaciones científicas internacionales que demuestran esto fehacientemente.
Debe considerarse además con sumo cuidado que los análisis de riesgo necesitan hacerse en todo sentido. Cuando se trata de vacunas originadas en otros países que van a ser inyectadas a nuestro ganado, se debe evaluar especialmente evitar el ingreso de enfermedades no existentes en el país, así como también medir las consecuencias de reducir el nivel de protección de nuestro rodeo.
El riesgo de cambiar el estatus de protección de nuestro rodeo retrocediendo a usar vacunas de menor cobertura hoy puede no ser percibido en su total dimensión e implicancias, pero representa una grave amenaza. Todos sabemos que Bolivia ya dejó de vacunar y que Brasil está en ese camino y su rodeo perderá rápidamente los niveles de inmunidad. Otros países de la región como Venezuela aún no se han librado de la fiebre aftosa y Colombia ha tenido brotes en el año 2017 y 2018, a pesar de estar en un plan de vacunación que utiliza la vacuna bivalente hacia la cual pareciera que Argentina quiere ir ahora. Estos cambios en la región representan nuevos escenarios de riesgo y no hay que olvidar los vertiginosos cambios que hay a nivel global en cuanto al movimiento de personas y mercaderías de toda índole, generándose constantemente nuevos riesgos adicionales.
Argentina posee la mejor herramienta para estar seguros y está validada a nivel global por varias autoridades regulatorias y desafíos a campo, por lo que cualquier cambio debe ser para mejorar y no para que con el polémico argumento de “modernizar” se termine retrocediendo en todo lo conseguido en termino de estatus sanitario y acceso a mercados.
Por Rodolfo Bellinzoni
Agrolink