La jornada contó con la presencia de autoridades nacionales, provinciales, de Ciudad de Buenos Aires y de más de 40 empresas del sector privado.
El secretario de Educación de la Nación, Carlos Torrendell, dio inicio a la actividad y remarcó: “Lo que hay que hacer, después de haber aprendido, lo aprendemos haciendo. Hacer no solo en una visión pragmática, rudimentaria, sino hacer la praxis, en un sentido profundo, en una relación entre teoría y práctica, para la cual finalmente tenemos que encarnar, enhebrar con la realidad, convertirlo en lo que algunos pedagogos actuales llaman aprendizajes auténticos.”
El objetivo principal fue intercambiar experiencias entre empresas que ya tienen prácticas profesionalizantes o mentorías y aquellas que aún no las han implementado. La información y las reflexiones compartidas se presentaron con la intención de ser el disparador para motivar a estas empresas de diferentes sectores de todas las jurisdicciones del país.
Por su parte, Cecilia Pasman, directora del área educación de AEA, sostuvo: “Estamos convencidos de que este es el camino, el de acercar estos dos mundos que son distintos entre sí, educación y trabajo, que tiene lógicas y lenguajes distintos y es por eso que son tan importantes estos espacios, para armar un lenguaje común y poder generar estos puentes “.
Las prácticas profesionalizantes nacen con la intención de acercar las lógicas del mundo del trabajo y la producción a las del sistema educativo, constituyen una aproximación progresiva al campo ocupacional hacia el cual se orienta la formación técnico profesional de los estudiantes. Son, muchas veces, el primer acercamiento a las formas de organización del trabajo, a las relaciones entre las personas que intervienen en él, a los procesos científico-tecnológicos, de gestión y socioculturales propios de las empresas, de las prácticas productivas y de las particulares de cada actividad profesional.
Sobre el cierre de la actividad, el director ejecutivo del INET, Ludovico Grillo, recalcó: “Tenemos que generar esta vinculación entre la escuela y la empresa, donde las prácticas profesionalizantes son un eje a partir del cual construimos. Es bueno para todo el sistema, para las escuelas que mejoran el nivel de sus egresados, para las empresas porque van profesionalizando los recursos humanos que van recibiendo y para los egresados, porque eso les permite tener mejores planes de vida”.