Las papas tienen que sembrarse directamente en el suelo, es decir, en una huerta que en lo posible sea espaciosa, ya que, ocupan mucho espacio.
Puede hacerse a mediados o final del verano para levantarla en otoño antes de las primeras heladas.
Podemos usar los tubérculos de papas compradas de verdulería o comprar papas semillas. Eso sí, es muy importante que tengan brotes, ya que a partir de ellos van a crecer las raíces.
Como ubicación, elegimos las zonas más soleadas de la huerta, ya que requiere muchas horas de luz.
También es importante tener un suelo abonado, no muy arcilloso y con buen drenaje para evitar exceso de humedad.
Lo que también hay que tener en cuenta, es que el tamaño del tubérculo importa. Las papas chicas nos van a dar tubérculos numerosos pero de menor tamaño, mientras que, las papas grandes van a dar menos tubérculos pero de mayor diámetro.
El surco de siembra tiene que ser de al menos unos 20 cm de profundidad y una vez realizado, se puede abonar antes de poner las papas. A estos vegetales no les afecta el contacto directo con el abono.
La distancia entre “papas semillas” en un mismo surco es de 20 cm a 25 cm. Mientras que si queremos hacer más de un surco, hay que dejar entre surcos por lo menos unos 70 cm.
Luego tapamos los surcos con la misma tierra que antes removimos. Es importante que el suelo no quede apisonado, sino suelto.
En cuanto al riego, las papas necesitan agua como todo vegetal, pero no en exceso, ya que demasiada humedad puede ayudar a que crezcan hongos dañinos para la planta.
Si hicimos todo correctamente, en dos o tres semanas tendremos los primeros brotes. A partir de ellos, en unos dos o tres meses vamos a poder cosechar las papas, justo antes de la llegada de las heladas.
Otras asociaciones benéficas: brócoli, berenjena,choclo, repollo, zanahoria, puerro, etc.
Asociaciones dañinas: ajo, pepino, tomate, zapallo.
Las zanahorias se pueden asociar con las papas perfectamente y podemos aprovechar los espacios que nos queden libres.
Si sembramos con semilla, las dejamos en agua al menos una hora, para que se humedezcan y germinen más fácilmente.
Antes de sembrarlas, removemos el suelo, que preferentemente debería estar abonado con anterioridad.
Las sembramos a 1 o 2 cm de profundidad como máximo y si podemos las cubrimos con otra fina capa de abono orgánico.
A las dos semanas deberíamos tener los primeros brotes.
En cuanto al agua, debemos asegurarnos que el suelo siempre esté húmedo pero también como en todos los cultivos, que no se formen charcos ya que no dejará que las raíces oxigenen.
Pero no sólo podemos sembrarlas en el suelo sino también en macetas profundas, canastos o cualquier recipiente de al menos 40 cm de profundidad. Estos tienen que poseer una membrana en la parte inferior o agujeros que permitan drenar el agua. En cuanto a la tierra, lo mismo que en la mayoría de los casos, la mejor posible y abonada.
El tiempo a cosecha para todos los casos, luego de los primeros brotes es de 3 a 4 meses.
También podemos sembrar zanahorias enteras, es decir, compradas en una verdulería.
Lo más importante es que tengamos la parte superior de la zanahoria, la cual vamos a aprovechar. Cortamos la base de la zanahoria, la lavamos y la dejamos en un recipiente con un poco de agua por unos días hasta que comiencen a salir los primeros brotes.
Cuando el brote tenga un tamaño considerable la trasplantamos a la huerta o a algún recipiente profundo. A partir de acá, aplica todo lo explicado en siembra con semilla. Vale aclarar, que un resultado positivo depende por lo general de que la zanahoria sea fresca, es decir, que la “zanahoria madre” fuese cosechada hace poco tiempo.
Otras asociaciones benéficas: ajo, arveja, berenjena,lechuga, tomate,papa, pimiento, etc.
Asociaciones dañinas: apio, hinojo, perejil.
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