Desde hace años, la provincia de Neuquén en alianza con el INTA EEA Bariloche da pelea contra una avispa que no da tregua y afecta masivamente a los bosques de pinos. En ese sentido, han confeccionado un mapa sanitario que monitorea y permite comparar el avance e impacto de Sirex noctilio, luego de la aplicación de estrategias de control.
El investigador y biólogo del INTA, José Villacide, explicó que “esta avispa es una especie invasora, altamente nociva para las plantaciones forestales. Está presente en nuestra región, en el cono sur de América, en Argentina, en Uruguay, en Chile y en Brasil, con distintas intensidades”.
“Se la detectó en la década del 80 por primera vez en Argentina, y en Patagonia en particular, alrededor de la década del 90. Una de las particularidades más destacadas, y que tracciona importantes esfuerzos de investigación de nuestra parte, es lo que técnicamente llamamos estallidos poblacionales. Es decir, crecimientos exponenciales y repentinos de sus poblaciones que generan las mortandades masivas de árboles”, agregó.
Cabe destacar que se ha registrado en plantaciones de la región, mortandades de árboles que rondan entre el 50% y el 80% debido al ataque de este insecto.
Según un informe de la Secretaría de Producción e Industria de Neuquén, “en la provincia la forestación con fines comerciales se basa en plantaciones de pinos en la zona precordillerana. En la actualidad, existen más de 70.000 hectáreas implantadas […] la avispa Sirex noctilio, que ataca a ejemplares con algún tipo de estrés, se encuentra distribuida a lo largo de todo el territorio provincial”.
Con el fin de elaborar un diagnóstico y estrategias de manejo para cada situación detectada, en 2019 la Provincia en conjunto con el INTA Bariloche, fueron pioneros en el relevamiento sanitario aéreo en plantaciones forestales, realizando ya dos sobrevuelos de las plantaciones para poder comparar los resultados del manejo de la plaga.
Así, y con el asesoramiento del INTA EEA Bariloche, se confeccionó el Mapa Sanitario de plantaciones de pinos en relación a la plaga Sirex.
“Junto con la provincia de Neuquén hace muchos años que tenemos un acuerdo de cooperación y estuvimos desarrollando tecnologías para el monitoreo de la avispa, para identificar, en las plantaciones, cuáles son los árboles atacados y poder determinar un nivel de daño”, contó Villacide.
“A la provincia le interesaba trabajar en generar mapas con la distribución y niveles de daño generado por la plaga, y sobre esas categorizaciones, después, poder sugerir a los productores públicos o privados acciones de manejo concreto”, señaló.
“Hoy en día Neuquén tiene, para todo el sector forestal, esa base de datos pública y se puede ver cómo es y cómo han ido cambiando determinadas plantaciones en función del avance de la avispa o de su retroceso gracias a las prácticas de manejo”, dijo el investigador.
Según los datos relevados, el 27% de las plantaciones no registran síntomas de la enfermedad, lo que remite a unas 15.359 hectáreas con 0% de afectación aparente. La afectación es incipiente (5%) en 10.848 hectáreas (19%) y leve en 16.524 hectáreas (29%). El resto se reparte en moderado, severo y extremo no llegando a mayores volúmenes siendo la superficie relevada a nivel provincial de 56.175 hectáreas.
Villacide expuso sobre las dos grandes líneas de manejo que se aplicaron y que alcanzaron cierto nivel de éxito. “Una es a través del control biológico de la plaga, que es la práctica con más historia en Argentina y en Patagonia en particular, y se hace en conjunto entre el sector privado y el sector público. Aquí interviene un organismo que es clave en esto, que es el SENASA”.
“En este caso se libera un nematodo microscópico que es muy específico contra la sirex, esterilizando a las hembras en particular. Entonces ahí se corta el ciclo reproductivo. Es una práctica que se hace en Argentina y se hace en todo el mundo, y conforma la estrategia oficial del país, y a la cual la Provincia adhiere como control biológico de la plaga”, agregó.
“Además, el esquema de control biológico se complementa mediante el uso de avispas parasitoides, una especie que arribó a la Patagonia conjuntamente con la plaga llamada Ibalia leucospoides y otra llamada Megarhyssa nortoni. Estas avispas ponen huevos dentro o sobre las larvas de Sirex y los termina matando.”, amplió.
Y añadió: “después, la otra gran práctica de manejo, y esa es la que tal vez menos se ha desarrollado en Patagonia, es a través del manejo de las plantaciones. Es decir, sacarle básicamente los recursos que a la Sirex le encanta comer. A través de prácticas de manejo de raleos de árboles que estén debilitados, oprimidos o afectados por otros agentes, ya que la avispa tiene una marcada preferencia de árboles con este tipo de condiciones”.
Lo que incide el biólogo es que, es escasa la implementación de los manejos de las plantaciones de la región, que promuevan el fortalecimiento de los árboles. De esta manera se ha detectado gran parte de la superficie plantada con baja o nula aplicación de manejos, con lo cual hay una cantidad de recursos muy grande para Sírex, donde encuentra buenos sustratos para desarrollarse.
“Muchos de estos lugares generan condiciones ideales para el desarrollo de los estallidos poblacionales de la avispa, potenciados además por los efectos del cambio climático”, señaló.
Futuro biológico y tecnológico
A finales del 2023 fue el último vuelo para monitorear las plantaciones y del cual se han obtenido varias conclusiones y datos para continuar con los controles de manejo de la avispa.
Sin embargo, siguen en curso otras líneas que, según Villacide, “están más centradas sobre características del comportamiento de esta avispa, y cómo interactúan con los árboles, a diferentes escalas”.
“Una clave que buscamos entender con mayores detalles son los factores y mecanismos que modulan las poblaciones y disparan los estallidos poblacionales en áreas de invasión como la Patagonia. Tenemos varios indicios, hay factores que predisponen a los árboles para que estén más susceptibles y que la avispa pueda desarrollarse. Por ejemplo, momentos de periodos de grandes sequías, como las que hemos tenido en Patagonia este último tiempo, hace que los árboles estén muy debilitados y cuanto más debilitados mejores condiciones se generan para el desarrollo de la avispa.”, indicó.
También, desde el grupo de trabajo apuestan al desarrollo de nuevas tecnologías que se integren a los esquemas de manejo: “Un elemento clave es disponer de herramientas para el monitoreo de la plaga a diferentes escalas espaciales, y que den sustento para la aplicación de estrategias de manejo, que prevengan o minimicen el impacto durante los estallidos.
Así como hace unos años junto con la provincia hemos desarrollado la estrategia de monitoreo aéreo de grandes áreas, actualmente estamos trabajando en el ajuste de modelos predictivos a escala de predio o paisaje, basados en datos obtenidos mediante sensores remotos y de imágenes muy alta resolución a partir de drones. Con la idea, otra vez, de tener una herramienta más, a las que ya tenemos, y que complemente cómo poder, con distintos objetivos, monitorear esta avispa”.
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