La planta está dedicada a elaborar aceite esencial, jugo concentrado y cáscara deshidratada de limón, productos que se utilizan como materia prima para producir bebidas, sabores y fragancias.
Si bien en una primera etapa la planta tiene una capacidad de procesamiento de de 60.000 toneladas de limón, la compañía aspira a incrementarla hasta las 100.000 toneladas en los próximos tres años.
Este jueves la fábrica fue inaugurada en el marco de un acto oficial encabezado por el presidente Luis Lacalle Pou, quien destacó que “para arriesgar una planta de tantos años, el país tiene que generar confianza”.
“La confianza es como una ruta que uno va construyendo con sus actos. Cuando tenés esa ruta construida, podés mirar para adelante y eso genera esperanza”, añadió.
Además de la fábrica, la empresa ya invirtió más de 40 millones de dólares en montar establecimientos citrícolas que operarán como abastecedores de materia prima de la nueva fábrica.
San Miguel es la principal productora y exportadora de derivados de limón con valor agregado del hemisferio sur y acapara el 16% de la molienda global del cítrico.
La compañía, con la inauguración realizada en Uruguay y la construcción de nuevas plantas productoras en Sudáfrica, tiene como objetivo ampliar su participación en el negocio global de derivados de limones.
Con las nuevas instalaciones en curso, la capacidad total de molienda crecerá 60% respecto de las aproximadamente 300.000 toneladas anuales de capacidad que hoy tiene en Famaillá, Tucumán.
Así el grupo citrícola espera consolidarse –en el marco de un proceso de internacionalización– como una compañía de carácter global, un aspecto central para independizarse de las condiciones presentes en el país de origen.
El último balance presentado por San Miguel ante la Comisión Nacional de Valores de la Argentina (CNV) indica que la empresa en febrero de 2024, con el objetivo de instrumentar una capitalización patrimonial, recibió por parte de las sudafricanas Dondolo Family Enterprises y African Pioneer Beverages un préstamo por 11,3 millones de dólares, que se sumó a otro de 44 millones aportado por el grupo de control argentino integrado por las familias Otero Monsegur y Miguens.
Bichos de Campo