Los primeros fondos de garantía en la Argentina surgieron en el año 1997. Un tiempo después, aparecieron las sociedades de garantía recíproca (SGR). Actualmente, los tres fondos de garantía y las 31 SGR existentes se encuentran asociadas a CASFOG (Cámara Argentina de Sociedades y Fondos de Garantía), entidad creada en el año 2003 con el objetivo de crear un ámbito favorable para la promoción de estos instrumentos que facilitan el acceso al financiamiento por parte de las pymes.
Pablo Meilinger, presidente de CASFOG, expuso en el congreso “Argentina, Supermercado del Mundo” cómo las SGR y los fondos de garantía ayudan a las pymes no sólo en la financiación previa a la fabricación del producto, sino también a la hora de la venta del mismo.
En primer lugar, Meilinger definió a la sociedad de garantía recíproca como “una sociedad comercial que tiene por objeto único brindar avales a las pymes para facilitarles el acceso al crédito”, a la vez que señaló que los fondos de garantía son estatales y que la única diferencia entre ambos es que estos últimos “están autorizados por el Banco Central”.
Asimismo, expresó que hay dos tipos de socios en las SGR: socios protectores y socios partícipes. En cuanto a los primeros, dijo que “pueden ser personas físicas o jurídicas” que deben realizar un aporte al fondo de riesgo de las SGR, el cual “tiene que estar inmovilizado por dos años”. Según Meilinger, “el hecho de dejar dos años el dinero en un fondo de riesgo permite la desgravación del impuesto a las ganancias”, con lo cual la persona –sea física o jurídica- obtiene un 35% de utilidad.
En la misma línea, explicó que el fondo de riesgo es invertido por las SGR, que cuentan con “expertos en generar mejores rendimientos a esos fondos”. No obstante, aclaró que no pueden invertir libremente, sino que el Ministerio de Producción, como organismo de control, establece “cuánto podemos invertir en cada tipo de operación”, sean plazos fijos, fideicomiso, títulos públicos nacionales u otras.
“Cuando las SGR otorgan avales que después no son cumplidos por el socio partícipe, se le descuentan proporcionalmente al protector”, afirmó. De esa manera, indicó que, a los dos años, el socio protector “se lleva su inversión inicial, el rendimiento del fondo, y se le restan los avales que se le hayan otorgado y no hayan sido abonados por las pymes”.
Sin embargo, dijo que los verdaderos clientes de las SGR son los socios partícipes, ya que son las pymes las que acuden en busca de un aval. “Una vez que la pyme tiene aprobada la carpeta en el mercado de capitales, se negocian los cheques y al día siguiente está disponible en su cuenta comitente”, aseguró.
En lo que respecta a la condición pyme, regulada por el Ministerio de Producción, manifestó que se divide por rubro y por tamaño de la empresa –si es micro, pequeña, mediana tramo 1 o mediana tramo 2-. Teniendo en cuenta eso, detalló que “se toma el promedio de los tres últimos balances cerrados, se le detrae el IVA e ingresos brutos, y hasta el 50% de la exportación en caso de que la empresa sea exportadora”.
En relación a cómo se vinculan las pymes con las SGR, argumentó que la documentación solicitada es establecida por el Ministerio de Producción y que “es la misma que puede pedir cualquier crédito bancario: balances, una breve reseña de cuál es la actividad de la empresa, para qué piensa dedicar los fondos que está obteniendo, y referencias comerciales y bancarias”. En este punto, remarcó que la gran diferencia con los bancos es que buscan tener un trato directo con el dueño de la pyme, “ver realmente cómo funciona su negocio, y quiénes son sus principales clientes y proveedores”. Y agregó: “Para las SGR, el character del cliente es muy importante”.
En ese sentido, explicó que, una vez que se analizan los balances y el proyecto que la empresa desea realizar, el analista de riesgo le traslada al comité de riesgo “una propuesta con el monto de aval sugerido, el tipo de aval y qué contragarantía que se le va a solicitar”. Una vez que el comité lo aprueba, la pyme firma la documentación y ya se encuentra en condiciones de operar.
En cuanto a las garantías ofrecidas por una SGR o un fondo, Meilinger expresó que “el mercado está divido en 50% avales bancarios y 50% descuento de cheques”. Con respecto al primer grupo, dijo que “la empresa más grande del sistema es Garantizar, que avala fundamentalmente los préstamos del Banco Nación”, mientras que “el resto de las SGR hace descuento de cheques”. Este último sistema funciona de la siguiente manera: se suben los cheques a la venta en la Bolsa de Comercio y se hace una oferta para comprarlo a una tasa específica, la oferta se congela por un plazo de dos minutos para que otra persona pueda ofrecer menos o quede estable.
Asimismo, el ejecutivo explicó que en 2016 “se instrumentó que es factible hacer pagarés en pesos y en dólares, que también se comercian en la Bolsa”. Además, dijo que “la Comisión Nacional de Valores aprobó otro sistema de Obligaciones Negociables Avaladas” que lo que busca es que más empresas puedan llegar al mercado de valores, ya que actualmente no llegan a cien. “La gran ventaja para las pymes es que van a conseguir un financiamiento de hasta cinco años, que antes en el mercado de capitales no existía, y que las condiciones se van a pactar entre la pyme y quien lo avale –SGR, fondo o entidad bancaria-.
Por último, sostuvo que las garantías más comunes pedidas por las SGR son “la fianza, la prenda y la hipoteca”, aunque también utilizan “cesión de facturas, cesión de contrato de forward, warrant, cesión de cupones de tarjeta de crédito y certificado de avance de obra –en el caso de empresas constructoras”.