Por Agroempresario.com
En el noroeste de Argentina, un cambio significativo está ocurriendo en los campos. La palta, conocida por su riqueza en potasio y otros minerales, ha pasado de ser una moda pasajera a convertirse en un cultivo clave para pequeños productores. Este fenómeno, que comenzó a ganar terreno durante la pandemia del Covid-19, está transformando la agricultura en provincias como Tucumán y Jujuy, donde los productores están abandonando el cultivo de limón en favor de esta fruta tropical.
Actualmente, Argentina cultiva unas 1400 hectáreas de palta, produciendo aproximadamente 10.300 toneladas anuales. Aunque aún está lejos de los gigantes productores como México, Estados Unidos o Chile, el potencial de crecimiento es evidente. La palta se ha convertido en un alimento popular, recomendado por nutricionistas por sus beneficios para la salud, y su demanda interna está en aumento. Sin embargo, el país sigue importando palta, principalmente de Chile, durante la temporada baja.
El noroeste argentino, particularmente Tucumán, Jujuy y Salta, se ha consolidado como la región principal para el cultivo de palta. Según Juan Casañas, director del Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán, la última exportación de paltas desde la provincia ocurrió en 2018, cuando se enviaron 380 toneladas al exterior. El precio local ha aumentado, haciendo que la exportación sea menos atractiva en comparación con el mercado interno. A pesar de esto, la palta está en proceso de convertirse en una “vedette” en las dietas argentinas.
El técnico en cultivo Matías Gani Lobo explica que el cultivo de palta, especialmente la variedad Hass, es una opción atractiva debido a su alta calidad y durabilidad. La variedad Hass, con su alto contenido de aceites y buena pulpa, es ideal tanto para el consumo interno como para la exportación. Una hectárea de palta puede producir entre 12 y 14 toneladas en un buen año, aunque el rendimiento puede variar significativamente de un año a otro.
En la región, José Debuchy es un ejemplo de cómo los pequeños productores están adaptándose a esta tendencia. Con siete hectáreas plantadas en las Yungas de Jujuy, Debuchy actualmente se enfoca en el mercado interno, pero reconoce el potencial de la palta para aumentar el comercio exterior. La variedad Hass, con su piel dura y resistencia a los golpes, es ideal para el transporte, aunque el costo logístico sigue siendo un desafío importante para la exportación.
A nivel mundial, México sigue siendo el mayor exportador de palta, seguido por Colombia y Perú, que han visto un crecimiento significativo en sus exportaciones. Según Sierra y Selva Exportadora, Perú ha aumentado su volumen de exportación en un 79,2% este año, consolidándose como el segundo mayor exportador global.
En contraste, el limón, un cultivo tradicional en Tucumán, enfrenta una crisis. La sobreoferta y la disminución de la demanda internacional han afectado negativamente los precios, llevando a pérdidas significativas para los productores. La disminución de las exportaciones a Europa, el principal mercado del limón argentino, ha exacerbado la situación.
La transición de los cultivos de cítricos a la palta en el noroeste argentino refleja una adaptación estratégica a las cambiantes condiciones del mercado. La palta no solo está ganando popularidad en el país, sino que también podría convertirse en un importante producto de exportación en el futuro cercano. La revolución verde está en marcha, ofreciendo nuevas oportunidades y desafíos para los agricultores de la región.