Por Agroempresario.com
En el corazón de la innovación agrícola, un equipo de investigadores del INTA Balcarce, en colaboración con la regional Fangio de AAPRESID, se dedica a explorar nuevas formas de producción que sean tanto eficientes como respetuosas con el ambiente. Su objetivo es intensificar los sistemas agrícolas de manera sustentable mediante la técnica de intersiembra.
La intersiembra es una técnica innovadora que consiste en sembrar dos cultivos en la misma superficie, permitiendo que ambos compartan recursos durante todo o parte de su ciclo de cultivo. Un ejemplo de esto es la siembra de soja o maíz antes de cosechar un cultivo de invierno como el trigo o la cebada. Esta práctica, conocida como intersiembra de gruesa en fina, extiende la temporada de siembra del cultivo de verano.
Pablo Abbate, investigador del INTA Balcarce, explica que para implementar esta técnica se deben dejar surcos libres en el cultivo de invierno y sembrar el cultivo de verano después de la espigazón del primero. Aunque el crecimiento inicial del cultivo de verano es limitado, una vez cosechado el cultivo de invierno, el crecimiento del verano se acelera, resultando en un desarrollo más vigoroso que el de los cultivos sembrados después de la cosecha.
Uno de los beneficios más notables de la intersiembra es la mejora en la cobertura verde del suelo en comparación con los cultivos puros o la combinación de trigo y soja de segunda. Además, esta técnica promueve una mayor aportación de rastrojo al suelo en comparación con la soja de primera siembra. La clave es que el rendimiento del cultivo intersembrado supere al del cultivo de segunda, compensando cualquier disminución en el rendimiento del trigo.
El manejo de la intersiembra no difiere significativamente del manejo de los cultivos tradicionales. La principal diferencia radica en la preparación de la sembradora para sembrar el cultivo de verano en los surcos libres del cultivo de trigo. La fecha de siembra del cultivo de verano se sitúa a mediados de noviembre, un poco más tarde que la de los cultivos normales, pero más temprana que la de los cultivos de segunda siembra.
Desde la campaña pasada, el equipo del INTA Balcarce, con la ayuda de Alejandro Cabral Farias, ha estado llevando a cabo ensayos para evaluar la intersiembra. En la campaña 2023/24, observaron una diferencia relativa de rendimiento del 18%. Aunque la pérdida de superficie del trigo, al dejar un surco libre cada dos, fue del 33%, la pérdida de rendimiento fue menor, logrando más de 8000 kilos. Actualmente, se esperan los resultados de la cosecha de los cultivos de verano.
El modelo de intersiembra propuesto por el INTA favorece la intensificación de los sistemas, aumentando el número de cultivos por unidad de tiempo, la cobertura verde y el aporte de rastrojo al suelo, lo que contribuye directamente a la sustentabilidad del sistema de producción.
Aunque los investigadores aún están en la fase de investigación y no en la de recomendación, los resultados preliminares son prometedores. Según González, la clave está en encontrar la sinergia adecuada para generar resultados beneficiosos para la sociedad. En este sentido, los campos y los gastos de investigación son privados, pero los resultados serán de dominio público, accesibles para todos los interesados. Esta colaboración entre el sector público y privado es fundamental para la generación de conocimiento.
La intersiembra no solo busca aumentar la eficiencia de los sistemas agrícolas, sino también promover prácticas más sustentables. En un contexto donde la agricultura enfrenta desafíos significativos debido al cambio climático y la degradación del suelo, técnicas como la intersiembra representan una esperanza para el futuro.
Al aumentar la cobertura verde y el aporte de rastrojo al suelo, la intersiembra ayuda a mejorar la salud del suelo, reducir la erosión y aumentar la biodiversidad. Además, al optimizar el uso de los recursos, se puede lograr una mayor producción sin agotar los recursos naturales.
La investigación y la innovación en técnicas agrícolas como la intersiembra son cruciales para garantizar una producción sustentable y eficiente. Los esfuerzos conjuntos del INTA Balcarce y la regional Fangio de AAPRESID muestran cómo la colaboración y la búsqueda de conocimiento pueden llevar a prácticas agrícolas que beneficien tanto al ambiente como a la sociedad.