El natto es un alimento tradicional japonés que ganó notoriedad tanto por su sabor y textura únicos como por sus notables beneficios para la salud.
Este producto se elabora por la fermentación de granos de soja con una bacteria específica llamada Bacillus subtilis. Aunque su apariencia viscosa y su aroma fuerte pueden ser desconcertantes para los no iniciados, el natto es un elemento fundamental en la dieta japonesa, apreciado por sus propiedades nutritivas.
El proceso de fermentación es clave para la creación del natto. Los granos de soja se cocinan al vapor y luego se mezclan con la bacteria. Esta combinación se deja fermentar a una temperatura controlada, generalmente durante 24 horas, lo que provoca la formación de un mucílago pegajoso alrededor de los granos.
Este mucílago es responsable de la textura viscosa y el sabor fuerte del natto, que puede describirse como algo similar al queso azul en términos de intensidad.
Los beneficios del natto son numerosos. Es una excelente fuente de proteínas, vitaminas (especialmente K2), y minerales, además de contener probióticos que favorecen la salud intestinal. La vitamina K2 es particularmente importante, ya que ayuda en la mineralización de los huesos y en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Además, el natto contiene una enzima llamada nattokinasa, que se ha demostrado que puede ayudar a disolver los coágulos de sangre y mejorar la circulación.
En Japón, tradicionalmente, se sirve con arroz y se acompaña con salsa de soja, mostaza japonesa y ciboulette picada, lo que equilibra su sabor distintivo y lo convierte en una experiencia culinaria única.
En Argentina se consigue en polvo a unos $ 7.500 los 100 gramos. Se recomienda agregar de a dos cucharadas junto a un yogur, batidos o infusiones.
Cuccinare