En el primer semestre de 2024, las importaciones de soja para la industria ascendieron a 2,2 millones de toneladas, por un valor CIF de US$ 980 millones. “Salvando el ciclo pasado, es el mayor volumen importado de la historia a esta altura, representando el 20% del total de la molienda por solvente en lo que va de la campaña”, señaló la Bolsa de Comercio de Rosario.
Por la histórica sequía que generó una merma de 50% en la producción argentina, la importación de soja batió todos los récords el año pasado para mantener un ritmo de industrialización muy por detrás de la media. “Sin embargo, este no es el caso de la presente campaña que se erige como la mejor en cuatro cosechas y más que duplicó el volumen de la anterior”, señala la entidad.
En la campaña 2023/24 que finalizó pocasa semanas atrás, se cosecharon 50,5 millones de toneladas de soja, el volumen más alto con respecto al promedio de los últimos cinco años.
Utilizando la materia prima local y la importada, entre abril y junio se embarcaron 13,2 millones de toneladas de poroto, harina y aceite de soja, el mayor volumen exportado del complejo soja desde el año 2020, señaló la BCR.
Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, comentó a Perfil que el aumento de soja importada no se debe a menos volumen de venta por parte de los productores argentinos sino a que la demanda de la molienda es superior con respecto a otros años.
“La venta por parte de los productores podría ser mejor, pero tampoco es mala, y las importaciones de soja paraguaya están permitiendo un nivel de molienda muy bueno. Esto genera un uso de capacidad instalada teórica de la industria entre 65-70%. Según los compradores, están cumpliendo con el programa de molienda lógico y razonable para esta época del año”, afirmó Romano.
“Hoy se estima en 10 dólares brutos el margen de industrialización, cuando otros años a esta altura del partido ya estaban perdiendo algo de plata o neutro”, agregó el especialista.
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