Por Agroempresario.com
En un contexto global cada vez más enfocado en la sostenibilidad, Argentina tiene una ventaja estratégica para destacar en el mercado de alimentos con baja huella de carbono. Esta ventaja fue el centro de atención en el reciente congreso de Aapresid, donde el Comité Ejecutivo Agrobioindustrial convocó a 35 legisladores de todo el país para discutir sobre la medición y mejora de la huella de carbono en la agricultura.
Durante la charla, Santiago Guazzelli, miembro de la Comisión Directiva de Aapresid, subrayó la importancia de avanzar en la medición de las prácticas agrícolas para cumplir con los estándares internacionales y compromisos ambientales, como la reducción de emisiones del 4% para 2030 y la meta de emisiones netas cero para 2050. Guazzelli enfatizó que la Argentina posee prácticas agrícolas que pueden ser un modelo a seguir, pero es crucial perfeccionar los métodos de medición de gases de efecto invernadero.
El Comité Ejecutivo Agrobioindustrial, que agrupa a importantes asociaciones del sector agrícola como Asagir, Acsoja, Argentrigo, Maizar, CREA, Coninagro y ASA, se centró en el ciclo del carbono y la capacidad de la fotosíntesis para capturar carbono de la atmósfera y almacenarlo en el suelo. Este proceso no solo mejora la calidad del suelo, sino que también contribuye significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Guazzelli destacó que, a través del sistema de siembra directa promovido por Aapresid, Argentina ha demostrado tener una de las huellas de carbono más bajas del mundo en productos agrícolas como maíz, soja y trigo. Este sistema es más eficiente y sustentable en comparación con los métodos de agricultura convencional empleados globalmente.
“La huella de carbono y las demandas ambientales globales representan una oportunidad para Argentina”, afirmó Guazzelli. “Debemos aprovechar nuestra cuenca fotosintética, nuestros suelos de alta calidad y el sistema de siembra directa que es reconocido por su eficacia y sostenibilidad.”
El encuentro también abordó el papel crucial de los productores argentinos, quienes, mediante la aplicación de nuevas tecnologías, han logrado aumentar la producción de 60 a 150 millones de toneladas. Guazzelli hizo un llamado a la unidad política y al consenso nacional para mejorar y certificar la baja huella de carbono de los sistemas agrícolas argentinos.
“Seamos pragmáticos: el mundo demanda alimentos con baja huella de carbono, y Argentina tiene la capacidad de ofrecerlos”, concluyó Guazzelli, destacando que la innovación y el compromiso del sector agrícola argentino son fundamentales para aprovechar esta oportunidad.
Este llamado a la acción subraya la necesidad de adaptar las prácticas agrícolas y las políticas nacionales para enfrentar los desafíos ambientales globales y posicionar a Argentina como un líder en la producción de alimentos sostenibles.