Por Agroempresario.com
El Índice de Confianza del Empresario Agropecuario (ICEA), medido por los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), alcanzó en julio su valor más alto desde 2017, marcando un segundo incremento consecutivo en el optimismo del sector. El 27% de los productores encuestados consideran que es un buen momento para invertir, casi duplicando el 14% registrado en marzo. A pesar de esta mejora, el balance entre quienes consideran el momento como "bueno" y "malo" sigue siendo negativo, con un 37% que aún ve el panorama con incertidumbre.
La situación macroeconómica también presenta desafíos. El gobierno ha iniciado una "fase 2" de su estrategia económica, con implicancias significativas para el agro. La política monetaria, que mantiene una base ampliada en $47,7 billones desde abril de 2024, deja margen para maniobras, aunque no se compara con la estricta "emisión 0" de 2019, que elevó las tasas de interés de forma considerable.
En el mercado cambiario, el Banco Central continúa con una postura ajustada, en un contexto global desfavorable, especialmente en lo que respecta a los precios internacionales de los granos. A nivel local, los precios de la soja y el maíz, actualizados a julio de 2024, se encuentran en su nivel más bajo de los últimos años, lo que afecta la competitividad del sector.
Producción agrícola y ganadera
En el ámbito agrícola, los planes de siembra para la campaña 2024/25 están marcados por la incertidumbre, especialmente debido a la "chicharrita" (Dalbulus maidis), que ha generado una caída en la intención de siembra de maíz del 23% en comparación con el ciclo anterior. Este descenso equivale a una merma de 1,65 millones de hectáreas. Las cotizaciones actuales no logran cubrir los costos de producción, con un 62% del área proyectada para maíz presentando un "precio de indiferencia" superior al del mercado. De manera similar, los cultivos de girasol y sorgo también enfrentan dificultades, con la mayoría de las zonas productoras registrando precios por debajo del umbral necesario para obtener ganancias.
El sector ganadero muestra signos mixtos. Aunque la faena acumulada en los primeros siete meses de 2024 ha disminuido un 9% interanual, se mantiene por encima de los niveles de años considerados de retención. Sin embargo, la viabilidad económica de los feedlots ha disminuido progresivamente desde noviembre de 2023, afectada por las expectativas económicas del país. A pesar de esto, la ocupación de los feedlots se mantiene elevada, con un incremento del 4,5% en junio pasado.
En cuanto al mercado interno, el consumo aparente de proteína animal ha alcanzado un promedio de 104 kilos por año hasta mayo de 2024, con una disminución en la participación de la carne bovina (44%) y un aumento relativo en el consumo de carne de cerdo y pollo.
Perspectivas en el mercado lácteo
El sector lácteo ha experimentado una bonanza durante el otoño e invierno de 2024, impulsada por menores precios de los granos, una inflación en retroceso y mejores condiciones climáticas. No obstante, el futuro presenta interrogantes. Las proyecciones para la producción de leche en 2024 indican una posible caída de entre el 4,7% y el 6,6% en comparación con 2023. Además, la inflación y la disminución del poder adquisitivo de los consumidores han generado un descenso del 14,4% en las ventas internas de lácteos durante el primer semestre de 2024 en relación al mismo período del año anterior.
El panorama futuro dependerá de la capacidad del sector para enfrentar los desafíos relacionados con las fluctuaciones en los precios de la leche, los costos de alimentación y las condiciones climáticas de cara a la primavera. Estos factores podrían comprometer el escenario positivo que los tambos han disfrutado en los últimos meses.
En conclusión, aunque el ánimo de los productores agropecuarios ha mejorado y se incrementa la intención de invertir, el sector enfrenta un entorno desafiante con múltiples factores que podrían afectar su rendimiento a corto y mediano plazo.
