En un mundo cada vez más consciente de la necesidad de prácticas agrícolas sostenibles, los biofertilizantes surgieron como una solución innovadora y respetuosa con el medio ambiente. Pero, ¿qué son exactamente y por qué están cambiando la forma en que cultivamos nuestros alimentos?
En esta nota te contamos todo lo que tenés que saber: qué son, sus beneficios, cómo pueden transformar la agricultura moderna y tips para elaborar los tuyos.
En simples palabras, los biofertilizantes son abonos orgánicos líquidos elaborados a partir de la fermentación de materiales orgánicos que incluyen organismos vivos y materia orgánica de origen animal.
A diferencia de los fertilizantes químicos, si se aplican correctamente no contaminan el ambiente y actúan sin ocasionar alteraciones dañinas para el suelo.
Además, la mayoría de los microorganismos vivos usados en estos fertilizantes ayudan a solubilizar el fósforo en el suelo y producen sustancias que estimulan el crecimiento de las plantas.
Mejoran la fertilidad del suelo. Promueven una mejor estructura del suelo,aumentando su capacidad de retención de agua y nutrientes. Esto reduce la necesidad de fertilizantes químicos y mejora la salud general del suelo.
Aumentan la biodiversidad del suelo. Al introducir microorganismos beneficiosos, los biofertilizantes fomentan un ecosistema más diverso en el suelo, lo que contribuye a una mayor resiliencia frente a enfermedades y plagas.
Menor impacto ambiental. A diferencia de los fertilizantes químicos, los biofertilizantes tienen un menor impacto ambiental porque no contaminan las aguas subterráneas ni generan residuos tóxicos.
Promueven el crecimiento saludable de las plantas. Al mejorar la disponibilidad de nutrientes y fortalecer el sistema radicular, ayudan a las plantas a crecer más saludables y resistentes.
Supermagro, bostol y fertilizante foliar son algunos de los biofertilizantes más conocidos. Acá te contamos cómo elaborarlos y aplicarlos de una manera muy simple, siguiendo los consejos de Alejandro Sequeira, investigador formado en Ciencias Biológicas.
El bostol es un biofertilizante elaborado a partir de estiércol. Se prepara mezclando 3kg de estiércol fresco en 20 lts de agua y se agrega: 1/2 taza de lechem 100 g de azúcar, 1 kg de ceniza, hojas de ortiga (puede ser manzanilla u otra hierba que crezca en el lugar) y se deja fermentar durante unos 20 o 30 días. Se recomienda revolver todos los días.
Y para regar el suelo con este preparado, se debe diluir 1 l de bostol en 4 o 10 lts de agua. Para pulverizar sobre las hojas, hay que diluir 1 lt de bostol en 3 lts de agua y colar antes de colocar en los pulverizadores.
Elaborar este preparado de humus de lombriz es simple. Hay que diluir en un recipiente una quinta parte de vermicompost o humus de lombriz en cuatro quintas partes de agua y dejar en reposo durante una noche.
Para pulverizar directamente sobre las hojas, diluir nuevamente en una proporción de 1 lt de preparado en 10 lts de agua.
Este biofertilizante se elabora a partir de estiércol de ganado lechero, sales minerales y otros aditivos.
Los especialistas uruguayos Alejandro Tarigo, Carlos Repetto y Diego Acosta se refieren al supermagro como un fertilizante líquido proveniente de un proceso de descomposición de la materia orgánica (animal o vegetal) a través de la fermentación anaeróbica (fermentación bacteriana sin la presencia de oxígeno), en medio líquido. El resultado de la fermentación es un residuo, utilizado como abono foliar, defensivo natural.
De Raizar