Eugenio Lobo Vallejo (35) es agrónomo y el mayor de una familia de 10 hermanos que desde chico tuvo pasión por el aeromodelismo y por el agro. Algo que combinó cuando en 2019 fundó, junto a dos socios, Efficatia, una empresa especializada en tecnología para el campo y sobre todo en drones agrícolas.
"Atábamos las cámaras Kodak de las descartables a los avioncitos y recorriamos los lotes. Así empezamos", recordó en diálogo con Agrofy News en el marco del 20° Congreso de Agricultura de Precisión del INTA Manfredi. También usaba la cámara Canon S100 y la hacía sacar fotos de los campos de la familia cuando todavía ni se podía programar el vuelo.
"Siempre fue un poco como un hobby hasta que encontramos el momento", contó. Fue en 2019 que iniciaron la empresa de servicio de pulverización con drones, asociado a imágenes aéreas. Los otros dos socios de Efficatia son Rafael Villagra y Gabriel Durango, y tienen casi 30 personas fijas que pueden llegar a superar las 50 en épocas de pico de servicio, con estudiantes que se suman a hacer prácticas y muchas veces terminan contratados por las empresas.
"Estamos haciendo algo que no existe y formando gente. Lo más importante que tenemos hoy es el capital humano. Si perdemos el 10% de la gente que tenemos perdemos la empresa", destacó Lobo Vallejo y contó también que están camino a ser empresa B, la certificación que garantiza el triple impacto (personas, comunidades y el medio ambiente). Cabe señalar que Eugenio también es el actual CTO de Reforest LATAM, donde lidera la estrategia tecnológica enfocada en la reforestación a gran escala utilizando drones y tecnologías emergentes.
El primer drone con el que iniciaron este servicio fue un DJI T16, que llegó casi desarmado. Tuvieron que investigarlo casi de cero y con el tiempo se volvieron referentes en el tema aplicación con drones agrícolas. Hasta ahora cubrieron unas 15.000 hectáreas y más de 1600 horas de vuelo. Pero también son fuertes en el asesoramiento a empresas de agro que se inician con este tipo de práctica.
"Arrancamos con la aplicación selectiva con drones en 2019, por ese entonces eran muy ineficientes en superficie. Encontramos un nicho muy importante en el NOA", destaca el fundador de Efficatia. Al principio, combinaban la aplicación con drones con las imágenes, a través de las prescripciones. "Hoy lo tenemos a gran escala en todo el país, y el mayor cliente nuestro son las multinacionales, trabajamos con casi todos los semilleros". Además del tema drones, hacen I+D con una sembradora de ensayo, en un campo experimental en Tucumán, y hacen asesoramiento para la producción de granos y caña de azúcar. Además, se expandieron en citricultura y hortícolas.
"En la parte de pulverización con drones, me tocó desarrollar primero para nosotros mismos porque no existía. No había ventas ni menos postventa. Ahora tengo taller y técnicos certificados por DJI, con stock de repuestos", cuenta sobre el hecho de que fueron pioneros en el tema aplicaciones agrícolas con drones, que "tiene muchas cosas buenas y muchas que hay que tener mucho cuidado".
Eugenio Lobo Vallejo lideró pruebas en distintos cultivos en todo el país. "Asesoramos a empresas en la incorporación de la tecnología, siempre buscando que el drone sea un complemento del sistema productivo".
En donde detectó un gran impacto es, por ejemplo, en los campos de arroz. Aunque aclara que no se reemplaza a la pulverizadora, sino que es un complemento.
"El primer modelo de drone pulverizador no me gustó por la calidad de aplicación. Trajimos el primero en el que yo había notado un salto tecnológico en la calidad de aplicación", recordó. Este salto tecnológico es la serie T de DJI: "Fuimos los primeros en probarlos y en desarrollarlo en Argentina. El primero que me entregaron a mi desde China estaba desarmado, nos juntamos con el vendedor y lo armamos y nos dijo 'así se prende y es lo único que se'".
Desde entonces, estudiaron calidad de aplicación, distribución de impactos, cobertura, ancho de trabajo, velocidades, deriva y más temas relacionados. También analizaron las mezclas, calidad de mezclas, caldos ultra concentrados, de ultra bajo volumen. Todo para ver dónde usarlo y cómo usarlo: "Todos los días desarrollamos algo más".
¿Qué herbicidas se pueden aplicar con un drone? "Aplicamos prácticamente cualquier receta de cualquier cultivo. Son muy pocas las combinaciones o formulaciones que no pudimos aplicar con el drone. Las que no se pueden hacer son las que están relacionadas a dilución, o que por su alta concentración producen fitotoxicidad, sobre todo en frutales", cuenta el especialista.
"Lo que sí nos permitió es romper muchas barreras y mitos de ultra bajo volumen y de las compatibilidades de los caldos", agrega y destaca que esto les permitió asesorar a distintas producciones. Además, destaca que las formulaciones nuevas son más amigables, como las microemulsiones y los productos preformulados que vienen combinados, como un 2,4D más glifosato. "Todos estos productos ayudan al drone".
"En un 90% los caldos funcionan en el drone, desde barbecho pre-emergente quemante, insecticidas, fungicidas y demás por compatibilidad llevándolo a bajo volumen. Cada vez vamos a un volumen menor, siempre que tengamos buena cobertura", añade.
Cuando se iniciaron en la aplicación con drones usaban unos 30 litros por hectárea: "Pasamos de los 30 a los 10 litros de una campaña a la otra, a medida que se aceptaba. Y hoy estamos entre 5 y 7 litros por hectárea. Con aplicaciones selectivas llegamos a 3,5 litros, y en insecticidas a 3 litros por hectárea". "Siempre y cuando se puedan rastrear gotas, ver que llegamos al objetivo. No es un cambio de un día para el otro. Hay veces que se justifica y hay veces que no", aclara.
"Tenemos clientes que aplican 1000 hectáreas por mes con drone. Tenemos muchos más kilómetros que hectáreas", describe sobre el trabajo de Efficatia y destaca la distribución de regiones y producciones: "Aplicamos en todo el país y en casi todos los cultivos".
"Veníamos con pendientes como papa y ahora terminamos las pruebas. También sumamos frutilla y cítricos. Trabajamos junto a empresas, nos contratan para asesorar y después por lo general terminan comprando un equipo", comenta y enumera que llegan a unas 200 localidades repartidas en toda la Argentina.
Lobo Vallejo repasa los saltos tecnológicos que vivió en los distintos drones agrícolas que fueron saliendo al mercado.
"Al principio no los compramos porque eran drones que las marcas los tenían para cargar peso, como cámaras de cine. No tenían lógica de pulverización. Después las empresas empezaron a hacer equipos para agricultura, como los DJI serie T", explicó. Esta primera serie de drones recorría hasta 5 hectáreas por hora, unas 20 hectáreas por jornada.
Ahora hay un salto tecnológico importante por dos aspectos. Uno es el rendimiento: "Viene muy de la mano de la cantidad de baterías y la velocidad con la que se cargan. Los drones siguen volando 10 minutos, pero el salto tecnológico permitió pasar de 20 hectáreas por día a 20 hectáreas por hora y unas 100 por jornada".
Es decir, son tres hectáreas por batería. Aunque aclara: "Tenemos casos de clientes y lotes que llegamos a las 5 hectáreas por batería, son 200 hectáreas por jornada". Para graficar, antes se necesitaban nueve baterías para trabajar de continuo, y hoy el drone viene con tres baterías y ya trabaja de continuo: "Ya no es el cuello de botella tener baterías listas".
Otro aspecto es el tamaño del drone, la capacidad de transporte y el ancho de labor. La evolución de los drones trajo un menor peso para hacerlos más eficientes. Y una cosa no menor es que los nuevos modelos también mejoraron el software, que es cada vez más amigable: "Puede llegar a ser un arma de doble filo", advierte Lobo Vallejo. "Eso permite que, con todos los sensores que tiene, es mucho más sencillo de programar, prácticamente vuela solo. Cualquier persona con dos o tres intentos en una mañana vuela un drone. Pero el desafío es pulverizar de manera eficiente y tener un buen control".
El tema que se busca solucionar ahora es la logística: cómo acompañarlo, transportarlo y alimentarlo. Por un lado está la energía de las baterías, que se puede cargar con un grupo electrógeno, y por el otro la preparación del caldo para poder aplicar 20 hectáreas por hora. "Empezamos a pensar en los litros minutos de la bomba que alimenta al drone", describe.
En este sentido, en el último tiempo aparecieron equipos de apoyo a los drones agrícolas, que incorporan hasta plataforma de despegue. También aparecen mixers pensados para drones, con tanques de hasta 300 litros.
Lobo Vallejo resume que en la tecnología anterior era más importante el piloto, que tomaba varias decisiones que afectan a la eficiencia. y hoy pasa a ser el ayudante del piloto, porque por lo general se trabaja en dupla, y ahora es el que tiene que estar más atento. "El asistente tomó un rol muy importante".
El especialista estima que a mediados del 2023 había cerca de 200 drones en Argentina, considerando la marca DJI: "Hubo un salto muy importante antes de la campaña y durante la campaña. Pasamos de los 200 a 400 y después de Expoagro se hablaba de 650 o 700, y post Agroactiva estábamos hablando de los 1000".
El objetivo de venta de DJI era de 1500 para diciembre y hoy se habla de que ya hay vendidos 2000: "No quiere decir que los 2000 están volando ahora. Pero estoy seguro que en toda la campaña va a haber volando unos 2000". Esto tiene que ver con que hay muchos equipos comprados que todavía tienen que ser entregados.
Los 2000 drones en Argentina todavía están lejos de los que hay en la región. Por ejemplo, es la misma cantidad de los que hay en Chile, pero en Brasil se habla de que se sumaron unos 20.000 en apenas año y medio.
"Se espera que siga creciendo, aunque se va a amesetar la incorporación. Hoy hay un boom por la accesibilidad. Hay a productores que le va a servir y a otros que no. Falta postventa", describe sobre el mercado, que cree que va a crecer de manera gradual una vez que pase el boom.
La tecnología de drones agrícolas tuvo un gran salto. Y China, líder del mercado, está un año antes de lo que se va a ver en la región. Es decir, se larga en China y se usa un año y después viene acá. El próximo de DJI es el T60, que sigue cargando 50 kilos, no se modifica la capacidad: "Yo no creo que el drone crezca en tamaño, se va a ir haciendo más eficiente. En Brasil hay drones de hasta 200 litros que vuelan cuatro horas pero son para nichos muy particulares. El drone, si aumenta el tamaño y se complejiza pierde la practicidad de poder transportarlo, de aprovechar una ventana de pulverización".
En este sentido, cree que va a crecer el uso en conjunto de drones: varios drones trabajando desde una estación, con lotes en simultáneo. Todo con un mismo equipo de abastecimiento.
"Los mega-drones no van a ser masivos. No se aumentan litros, hoy tenemos de nuevo drones de 20 litros. Porque formulamos a ultra bajo volumen, usamos muy poco caldo, no sacamos a pasear caldo, que es peso. Se apunta a ser más eficientes y precisos con los impactos", señala.
Por ejemplo, el nuevo DJI T25 carga 20 litros, pero tiene mucha tecnología, incluso más que en el T50: "Creo que va por ahí", resume.
Sobre la legislación de la actividad, que aún está en un gris, Lobo Vallejo destaca que hay buena predisposición desde las entidades relacionadas, como la ANAC, Senasa y las secretarías de cada provincia: "Están consultando y estamos trabajando codo a codo con la Secretaría de Tucumán para la legislación", ejemplifica.
De esta forma, se está trabajando en las legislaciones de las aplicación con drones: "Los tiempos de la misma burocracia son más lentos que la incorporación de la tecnología, están trabajando y ven que es necesario poder legislar". "Un drone pulverizador vuela como mucho a 30 metros de alto, no se sabe si es espacio aéreo o propiedad privada. Hay que analizar cosas y tengo buenas perspectivas sobre las legislaciones. Veo que hay de todas las partes y de los mismos laboratorios buena predisposición".
"En las empresas que empezamos con esto, un miedo que tenemos es que hoy la tecnología es muy accesible en cuanto a costo y utilización. En un día estoy volando un drone que me costó US$ 40.000 más IVA financiado a cuatro años. Es más barato que comprarle cubiertas a la cosechadora y el problema es que lo está comprando cualquiera. Falta capacitación y personal que sepa de la parte agrícola. No deja de ser otra maquinaria, es como una pulverizadora, hay un riesgo asociado que hay que tener en cuenta. Tiene que haber un asesor o un agrónomo o técnico relacionado. Es fundamental que se capacite y que haya alguien responsable, porque sino lo compra cualquiera al que le sobren unos pesos", cerró.
En este sentido, Efficatia, una de las primeras empresas en Argentina en obtener un CEVANT (Certificado de Explotador de Vehículos Aéreos no Tripulados) para la aplicación con drones, participa activamente como consultor en la reglamentación de estas tecnologías a nivel nacional.
Agrofy