Por Agroempresario.com
Las últimas actualizaciones sobre el fenómeno de La Niña han modificado significativamente las proyecciones para la campaña gruesa 2024/25 en Argentina. Según organismos internacionales, el enfriamiento del Pacífico, que define a este fenómeno climático, se ha retrasado, lo que podría tener efectos diversos sobre la producción agrícola, particularmente en los cultivos de maíz y soja.
La siembra de maíz en Argentina está en una fase crítica, y la incertidumbre respecto a las condiciones climáticas genera preocupación entre los productores. Según Cristian Russo, analista de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la venta de insumos aún no se ha reactivado, lo que podría provocar una caída interanual en la superficie sembrada del 30% en la región núcleo y del 21% a nivel nacional.
Históricamente, las lluvias de septiembre han jugado un papel crucial en la implantación de maíz y soja. En años anteriores, como 2020 y 2021, se observaron variaciones significativas en la disponibilidad de agua, lo que afectó los rendimientos de ambos cultivos. En este 2024, la expectativa es que las lluvias se acerquen a los valores normales, lo que beneficiaría las siembras tempranas de maíz, que además tienen la ventaja de evitar plagas como la chicharrita. Sin embargo, los productores siguen enfrentando riesgos debido a la posibilidad de sequía durante la implantación.
En el contexto de La Niña, las proyecciones de agosto muestran un retraso en el enfriamiento del Pacífico. Esto significa que, aunque las condiciones de sequía asociadas a este fenómeno comenzarán a ser más severas hacia fines de 2024, la siembra de maíz temprano podría beneficiarse de lluvias más abundantes en septiembre y octubre. No obstante, los productores de soja de primera, cuyo ciclo crítico coincide con los meses de enero y febrero de 2025, podrían enfrentarse a un escenario más adverso, con una mayor probabilidad de falta de agua durante ese período.
El informe de la GEA resalta la importancia de este cambio en las proyecciones para la toma de decisiones. Si bien los márgenes no incentivan a asumir riesgos elevados, la oportunidad de optimizar las fechas de siembra podría ayudar a los productores a mitigar el impacto de La Niña en sus cultivos.