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Por Agroempresario.com
El gobierno argentino ha anunciado un innovador plan para fortalecer el sector ganadero a través de la implementación de caravanas electrónicas. Esta medida, impulsada en colaboración con el Banco Mundial, tiene como objetivo establecer un sistema de identificación individual obligatoria del ganado, un paso clave para aumentar las exportaciones de carne vacuna y atraer más divisas al país.
Desde 2017, Argentina ha estado utilizando un sistema simplificado de identificación del ganado mediante caravanas amarillas. Sin embargo, a partir del próximo mes, se espera la publicación de una resolución oficial del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) que hará obligatoria la identificación electrónica. Este cambio permitirá un mejor seguimiento de la información del ganado, facilitando su venta y exportación.
Según expertos en el sector, la identificación electrónica es esencial para satisfacer las exigencias de los mercados internacionales. "El Gobierno está dispuesto a atender exigencias de los mercados compradores que reclaman se garantice una identificación electrónica que permite saber todo sobre el animal", indicaron fuentes del sector agropecuario. La medida responde a la creciente demanda de trazabilidad por parte de importadores, especialmente de países como Japón, que requieren un sistema similar al de Uruguay para autorizar las importaciones.
El costo de cada dispositivo de identificación electrónica ronda los 1,20 dólares, pero se espera que, gracias a licitaciones internacionales, el precio se reduzca a aproximadamente 0,75 centavos de dólar por animal. Las licitaciones, que se llevarán a cabo en un marco de transparencia, comenzarán a finales de año, y el Senasa será el encargado del proceso.
A pesar de las críticas de entidades como Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que abogan por un sistema opcional en lugar de obligatorio, el gobierno se mantiene firme en su decisión. La implementación de este sistema no solo busca cumplir con los estándares internacionales, sino que también se plantea como una estrategia para abrir nuevos mercados. "La lógica es que esto puede ayudar a cambiar la matriz productiva y salir del estancamiento del sector", afirman en el ámbito oficial.
La expectativa es que, al finalizar 2023, Argentina pueda aplicar esta nueva normativa sobre aproximadamente 15 millones de terneros, comenzando la campaña de vacunación contra la fiebre aftosa en 2025. Con una población que consume carne vacuna como una proteína premium, Japón se presenta como un mercado estratégico que podría transformar el panorama de las exportaciones argentinas.
A medida que avanza la implementación de esta normativa, el sector agropecuario mira con optimismo hacia el futuro, confiando en que la identificación electrónica del ganado sea un pilar fundamental para el crecimiento y la competitividad en el mercado global.
