Los cultivos de cobertura multiespecie (gramineas, leguminosas y brasicáceas) consisten en una mezcla de plantas con diferentes características estructurales, como tallos, raíces y diversidad de microorganismos asociados, como de otros beneficios que aportan al ecosistema.
El pastoreo en este tipo de cultivo implica beneficios directos en los agroecosistemas, sin modificar los rendimientos. Al finalizar el primer ciclo de rotaciones de ensayos en el campo experimental del INTA Oliveros, Santa Fe, los resultados preliminares demostraron que esta combinación aporta una dieta diversa, con alta digestibilidad y equilibrada para la ganadería, con una ganancia de peso vivo de 1,2 kilos.
Aranza Rodríguez, investigadora del Conicet y el INTA Oliveros, Santa Fe, destacó que “el pastoreo de cultivos de cobertura multiespecie permitió integrar la ganadería y la agricultura con una alta calidad del recurso forrajero ofrecido y mantuvo la diversidad vegetal, sin afectar el rendimiento del cultivo posterior”.
La ganadería se ha desplazado a zonas marginales por el avance de la agricultura, un estudio en el área de Monje, Santa Fe, mostró que sólo el 28 % de los productores tiene ganadería bovina y agricultura, con una escasa integración entre estas dos actividades.
Los sistemas de cría se encuentran en zonas con pastizales naturales, mientras que la recría y engorde se presentan en sistemas estabulados o semiestabulados con pasturas de base alfalfa. Entre estos, el 25 % realiza verdeos invernales, principalmente de avena. “Como alternativa al sistema descripto, proponemos la inclusión de cultivos de cobertura multiespecie. para integrar la agricultura y la ganadería en recría y engorde de novillos”, aclaró Rodríguez.
Los cultivos de cobertura que se investigaron se componen por diferentes especies pertenecientes a 3 familias botánicas: Gramíneas (avena, trigo, centeno y triticale), Leguminosas (Vicia villosa y Vicia sativa) y Brasicáceas (colza y rábano).
“Esto nos permite aprovechar los beneficios de cada una y potenciarlos en forma sistémica, como un todo. En primer lugar, como se muestra en los resultados, el cultivo de cobertura multiespecie. permite un aumento de biodiversidad de los sistemas agropecuarios. Esta diversidad que fue medida con un índice se evidencia tanto en la parte aérea de las plantas, como también en las raíces y en el suelo”, señaló la investigadora.
En la campaña evaluada, el pastoreo de CC permitió integrar la ganadería y la agricultura en sistemas mixtos, obtener un recurso forrajero con alta digestibilidad (62 a 68 % DIVMS), ganancia de peso vivo (pv) de 1.2 kilos pv.animal.dia-1, producción de 150 kilos de pv. por hectárea, y aporte de diversidad al sistema (1.3 a 1.6 índice de Shannon).
Por otro lado, hubo una reducción de malezas (del 30 % al 50 %), se favoreció el ciclado de nutrientes, como el C, N y P devuelto en las heces, y un aumento del 10 % del Carbono Orgánico del suelo, gracias a los beneficios del pastoreo en los primeros 3 años de implementación del ensayo con enfoque regenerativo/circular.
Los beneficios que esto trae aparejado son: producir una mayor competencia y aprovechamiento de los recursos, aporte de sustancias alelopáticas para reducir la población de malezas, lograr una producción de materia seca más estable y constante ante diferentes situaciones de estrés y generar nuevos nichos para insectos benéficos, para el control biológico de insectos plagas, entre los más importantes.
También crear condiciones para mejorar la de salud del suelo, que permitan mayor resiliencia ante potenciales adversidades ambientales y biológicas en los cultivos siguientes, permitiendo mantener los rendimientos.
Por otro lado, las raíces, al explorar distintos perfiles mejoran la estructura del suelo y crean condiciones favorables para el microbioma del suelo.
Por último, aportar una dieta diversa y equilibrada para los herbívoros (en este caso novillos en etapa de terminación) favorece el ciclado de nutrientes. Asimismo, tener diferentes estructuras de raíces mejora las propiedades del suelo y el desarrollo de diferentes microrganismos asociados. A su vez las diferentes relaciones de C/N y velocidad de descomposición de las plantas, proveen nutrientes al cultivo siguiente a medida que avanza en su crecimiento.
Rodríguez puntualizó que “los resultados de la investigación muestran que estas especies permiten tener períodos de floración escalonados, para tener fuente de alimento y refugio para polinizadores y artrópodos benéficos por más tiempo”.
Gramíneas: dentro de esta familia se utilizó avena (Avena sativa y A. strigosa), trigo (Triticum aestivum), centeno (Secale cereale) y triticale (X Triticosecale). Con sus particularidades, se caracterizan por producir más cantidad de biomasa, raíz en cabellera que beneficia a la formación de agregados y la capacidad de asociarse con hongos micorrícicos (que favorecen el ciclado del P y mayor eficacia en el aprovechamiento del agua). Además, tienen una relación de C/N más alta a su madurez, lo que implica una descomposición más lenta. Al momento del pastoreo son las más seleccionadas por los novillos.
Leguminosas: se incluye las vicias (Vicia villosa y V. sativa). Tienen la capacidad de asociarse con bacterias que pueden fijar el N atmosférico y usarlo para su crecimiento aportan mayor contenido de proteína a la dieta de los herbívoros. Tienen una relación de C/N más baja y una velocidad de descomposición más rápida. Este N incorporado podrá ser usado para el cultivo de renta siguiente.
Brasicáceas: las especies utilizadas fueron colza (Brassica spp) y rábano (Raphanus spp). Estas tienen la capacidad de suprimir malezas y reducir la compactación del suelo, por lo que reciben el nombre de “subsoladores biológicos”. Las demás propiedades son intermedias entre las gramíneas y las leguminosas.
AgroNoa