Por Agroempresario.com
El sol se oculta en un mar de rojos sobre el río manso de Baradero, un pintoresco pueblo a casi dos horas de la Capital, que invita a sumergirse en un mundo de tradiciones y sabores únicos. Este destino, conocido como el más antiguo de la provincia de Buenos Aires, se convierte en el lugar perfecto para quienes buscan escapar del bullicio urbano y disfrutar de una experiencia auténticamente campestre.
Fundado el 25 de julio de 1615 como Santiago del Varadero, Baradero no solo es un lugar de encuentro entre la naturaleza y la historia, sino que también ofrece una rica oferta de actividades y un ambiente relajante. Sus tranquilas costaneras son el refugio ideal para familias, parejas y pescadores que buscan desconectar y disfrutar de la belleza del paisaje.
La historia de Baradero se entrelaza con la de las comunidades indígenas que habitaban la región, y con la llegada de los misioneros franciscanos, quienes marcaron el inicio de su desarrollo. Este legado se siente en cada rincón del pueblo, desde la bella parroquia dedicada a Santiago Apóstol hasta el imponente Cristo de la Hermandad, que vigila desde lo alto la costanera, recordando a todos la importancia de preservar su esencia.
La experiencia en Baradero no estaría completa sin sumergirse en su variada oferta gastronómica. Un lugar destacado es el Café de los Angelitos, un establecimiento con más de 100 años de historia, donde la mística de un bar clásico se combina con un menú que incluye platos caseros como ravioles y ñoquis soufflé, preparados por el chef Facundo Fernández. Este icónico café, con su ambiente familiar y su toque de sofisticación, es el lugar perfecto para disfrutar de una cena entre amigos o en familia.
Para quienes desean una inmersión en la naturaleza, las cabañas de madera como Los Aguaribay, gestionadas por Laura Zunino y su familia, ofrecen un refugio acogedor, donde los visitantes pueden despertar con un desayuno casero en medio de un entorno natural idílico. Además, la cercanía al río permite disfrutar de actividades al aire libre, como paseos en canoa y trekking.
No se puede dejar de mencionar la Fiesta Nacional del Mondongo, que se celebra cada 1° de mayo en Portela, un pueblo cercano, donde se reúnen miles de personas para disfrutar de tortas fritas y mondongo, recetas que han pasado de generación en generación y que reflejan la rica herencia cultural de la región.
En resumen, Baradero es mucho más que un simple destino turístico; es un viaje en el tiempo hacia una Argentina llena de tradiciones, sabores y hospitalidad. Con su combinación de historia, naturaleza y gastronomía, este pueblo invita a todos a descubrir su magia y encanto, convirtiéndose en la escapada ideal para quienes buscan una experiencia auténtica en el corazón de Buenos Aires.