Por Agroempresario.com
Los principales ecosistemas del planeta —bosques, suelos y océanos— funcionan como sumideros naturales de carbono, absorbiendo dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera y frenando el calentamiento global. Sin embargo, nuevas investigaciones internacionales alertan sobre su deterioro acelerado, lo que pone en peligro su rol crucial en la lucha contra el cambio climático.
Estudios recientes liderados por equipos científicos de Reino Unido, China, Alemania y Francia revelan que la deforestación, la degradación del suelo y las emisiones de gases de efecto invernadero están limitando la capacidad de los sumideros naturales. Esta pérdida podría acelerar aún más el cambio climático, al disminuir la capacidad del planeta para absorber CO₂.
Uno de los informes, presentado en julio, indicó que durante las últimas tres décadas los ecosistemas forestales absorbieron un promedio de 3,5 mil millones de toneladas métricas de carbono por año. Sin embargo, los investigadores advierten que esa capacidad está disminuyendo en varias regiones.
Los bosques boreales en Alaska, Canadá y Rusia experimentaron una caída del 36% en su capacidad de sumidero debido a incendios forestales, plagas e incremento de temperaturas. A su vez, la deforestación en los trópicos provocó una reducción del 31% en la captura de carbono.
No obstante, hay señales positivas. El estudio identificó que el esfuerzo de reforestación en China incrementó un 30% la capacidad de absorción en zonas templadas, compensando parcialmente las pérdidas en otras áreas. Asimismo, algunas tierras agrícolas abandonadas en los trópicos comenzaron a recuperar su función de captura de carbono.
Otro estudio analizó los efectos del cambio climático durante 2023, el año más cálido registrado hasta ahora. Los glaciares en Groenlandia y el Ártico se derritieron más rápido de lo previsto, alterando las corrientes oceánicas y limitando la absorción de carbono por los mares. Además, el zooplancton, un componente clave en la cadena alimentaria oceánica, quedó más expuesto a la radiación solar, afectando la captura de carbono en las profundidades marinas.
La científica Inés Camilloni, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (UBA-CONICET) y miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), advirtió que la fragilidad de los ecosistemas observada en 2023 podría complicar los esfuerzos para alcanzar la meta de emisiones netas nulas.
“El escenario observado podría ser temporal, pero plantea desafíos importantes. Si los sumideros naturales continúan reduciendo su capacidad, los países deberán recurrir a tecnologías de captura de carbono a gran escala, algo que aún no está disponible a la magnitud necesaria”, explicó Camilloni.
El objetivo del “cero neto” implica reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al mínimo posible, compensando las emisiones residuales mediante la absorción natural o tecnología. Aunque muchos países hoy confían en los ecosistemas naturales para alcanzar esa meta, la disminución de su capacidad podría complicar estos planes y aumentar la dependencia de tecnologías aún no desarrolladas a gran escala.
En este contexto, los informes recientes refuerzan la importancia de conservar y restaurar los ecosistemas para mantener su capacidad de captura de carbono, un componente fundamental para frenar el cambio climático y alcanzar la sostenibilidad global.