Por Agroempresario.com
Con el inminente cierre de octubre, las provincias argentinas comienzan a prepararse para la temporada de vacaciones de verano que dará inicio en diciembre. Sin embargo, en Salta, el clima de optimismo se ve empañado por la dura realidad económica. “El gran problema es que no hay consumo y cuando a la gente no le alcanza el dinero, lo primero que deja de hacer es salir a comer o viajar”, sostuvo Juan Lucero, presidente de las Cámaras de Turismo y Hotelera Gastronómica y Afines, en una reciente nota de Ámbito.
La situación es alarmante. En los últimos meses, el sector ha registrado caídas en el consumo de entre un 30% y 35% en hotelería, mientras que la gastronomía enfrenta descensos de hasta el 40%. Lucero también advirtió que, a pesar de que lugares como Cafayate reportaron buenos niveles de ocupación, el impacto de los elevados costos de los servicios públicos, que han aumentado hasta un 400% en algunos casos, ha afectado significativamente la rentabilidad de los empresarios locales.
A medida que se acerca la temporada de verano, las expectativas son moderadas. “Históricamente, Salta tiene un 50% de ocupación en verano, cifra que no vamos a superar por este año de crisis, pero haremos lo posible para acercarnos a ese número”, expresó Lucero. En cuanto al perfil del turista que se espera, mencionó que “predomina el modo gasolero”, indicando que el viajero será más austero. “El que salía y hacía dos o tres excursiones, ahora hace una. El que salía a cenar todas las noches, ahora quizás hace una peña”, agregó, enfatizando cómo esta reducción se traduce en un notable descenso en el consumo per cápita.
La situación en el sector turístico no solo refleja un problema local, sino que se alinea con informes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) sobre el impacto del turismo en el país. Durante el reciente fin de semana largo por el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, se movilizaron 1,4 millones de turistas, pero el gasto fue 33,3% menor en comparación con el mismo período del año anterior.
A pesar de las adversidades, los operadores turísticos de Salta intentan mantener la esperanza. Sin embargo, las previsiones del mercado son preocupantes. La Fundación Mediterránea advirtió que la balanza turística se encuentra en un déficit que podría superar los US$ 2.700 millones, con un creciente interés en el turismo emisivo que afecta aún más a la industria local. Sin incentivos al consumo y sin una regulación adecuada de precios, el futuro del turismo en Salta y en el país sigue siendo incierto.