Martín Cabrales: En las empresas familiares, lo principal para que subsistan es profesionalizarlas

Hace 75 años, nacía en Mar del Plata un emprendimiento familiar que adquirió un rol protagónico en el rubro cafetero. Antonio Cabrales, español, llegó a la Argentina y fundó la empresa que lleva su apellido. “Se fundó como todo micro-emprendimiento y fue creciendo así como fue creciendo la familia”, señaló Martín Cabrales, nieto y hoy vicepresidente de la compañía, en el Congreso Argentina Supermercado del Mundo 2017.

Haciendo una breve revisión de la evolución de la empresa, en su presentación titulada “Cómo pasar de un proyecto familiar a un producto de primera línea y masivo”, Cabrales detalló que, en sus inicios, surgió como empresa de venta de café al sector gastronómico. Con la incorporación de los miembros de la segunda generación familiar, comenzó el auge de los supermercados, por lo cual allí se generó una primera gran expansión de la empresa: “Inaugura su nueva planta, su nueva fábrica, incorpora tecnología, las normas ISO 9000, incorpora packagings nuevos, blends nuevos”, indicó Cabrales y remarcó que tanto su padre como su abuelo le enseñaron que, aunque se busque mantener la calidad de los productos, siempre es necesario innovar. Así fue creciendo la compañía, como señaló su vicepresidente, conforme fue creciendo la familia. Hoy, al mando están los integrantes de la tercera generación (Martín – el mayor-, junto a sus hermanos Germán y Marcos), quienes son los protagonistas de otro gran salto de la empresa familiar: la profesionalización. “Fuimos incorporando y haciendo asociaciones nueva con marcas líderes. Es bueno copiar de los buenos ejemplos, siempre mirar a los más grandes y copiar de ellos. Yo admiro a muchos empresarios más grandes que yo y trato de seguir el ejemplo de ellos”, reconoció Cabrales.

En ese sentido, alentó a los jóvenes a que no tengan miedo de lanzar sus propios emprendimientos: “No es malo equivocarse, uno tiene que aprender a revertir esos errores y transformarlos en éxito. Lo peor es no hacer nada, quedarse quieto. No existen los fracasos; fracasar es no intentar de nuevo”. Como su abuelo, recalcó que todos los inmigrantes de aquella época son un gran ejemplo ya que llegaron al país sin nada y supieron construir sus vidas y formar sus familias en un país extranjero. “Así empezó mi familia y supimos pasar de una generación a otra; ahora tenemos el desafío de mi generación de pasar de la tercera a la cuarta que ya está en la empresa”, expresó. Uno de los sobrinos, Manuel, de 29 años, es dueño de una marca de mermeladas, Patagonia Berries y de panificados gourmet: “Ya empezó con lo de él, pero también quiero que en algún momento se incorpore a la empresa; ahora está el desafío de saber incorporarlo”, admitió Cabrales, reconociendo las particularidades de desarrollar una empresa familiar. “Así como vamos al médico clínico todos los años a hacernos un chequeo, hay que ir al profesional de las empresas familiares y hacer un diagnóstico de cómo está la empresa y cómo está la familia”, recomendó y subrayó que “en las empresas familiares, lo principal para que subsistan es profesionalizarlas”. 

En torno a la mirada de Argentina como supermercado del mundo, Cabrales aseguró que nuestro país tiene “un gran futuro porque el mundo requiere alimentos y Argentina está llamada a dar esos alimentos”; pero debemos exportar productos con agregado de valor. Su empresa es un gran ejemplo de ello; en principio, el café no se produce en la Argentina, por lo cual, la materia prima central de Cabrales, es importada: “El café viene del exterior, es un commodity que cotiza en la Bolsa de New York y de Londres; nosotros ‘descomoditizamos’ ese producto y le ponemos marca, lo elaboramos y le ponemos nuestro apellido y lo vendemos no solamente en Argentina, sino también en toda la región”, explicó el vicepresidente de la compañía.

A modo de cierre y alentando a producir con mayor valor agregado, determinó: “Si nosotros tenemos un producto que no se produce en su origen en Argentina y lo vendemos en el mundo, podemos vender cualquier producto al mundo dándole valor agregado. Uno dice que el café italiano es bárbaro. Pero el café italiano no existe, es igual al nuestro ¿Qué tienen los italianos que nos pueden dar a los argentinos? Tienen un buen marketing. Entonces, nosotros tenemos que trabajar sobre el marketing de nuestros alimentos, de nuestros productos y darle un valor agregado”.