Según lo que viene censando la Red de Manejo de Malezas (REM) de Aapresid, el manejo de Borreria spp., entre las tolerantes al glifosato, representa un desafío cada vez más complejo.
Esta maleza afecta la zona oeste y norte de Argentina, donde según el último relevamiento de malezas problema en los últimos 10 años aumentó su superficie y hoy en día está presente en 106 departamentos, marcando así su importancia a nivel productivo.
Es la maleza que más abunda en los sistemas del Norte, extendiéndose al norte de Córdoba, estando presente en el 100% de los lotes del NEA, en el 95% de la Región Oeste y en el 80% del NOA.
Mapas de malezas tolerantes y resistentes de REM. Evolución de la presencia de Borreria spp. desde el 2013 hasta 2023.
En la Flora Argentina se citan 19 especies dentro del género Borreria, un grupo de plantas anuales o perennes cuyo ciclo de vida comienza en primavera extendiéndose hasta mediados de otoño. Dos de las especies más comúnmente relevadas a campo son B. spinosa, (“botoncito blanco”, “rubia”) principalmente en el norte y B. verticillata (“yerba del pollo”), más difundida en Córdoba.
Estas malezas tienen una gran capacidad de adaptación gracias a que pueden soportar diversas condiciones ambientales y niveles considerables de estrés, desde climas sub-húmedos a semi-áridos y suelos sueltos con pH ácidos o alcalinos.
Otra de sus fortalezas es su capacidad de multiplicación. Puede reproducirse a través de semillas, rizomas y xilopodios – un engrosamiento especial de las raíces -, razón por la cual es clave conocer su dinámica y comportamiento para planificar un buen manejo.
Las semillas de esta maleza que se encuentran en la superficie del suelo pueden romper su dormición con temperaturas entre 20 y 30 °C en presencia de luz, logrando germinar rápidamente. Las principales cohortes o camadas de emergencia se ven durante la primavera, con un segundo pico durante los meses de febrero y marzo.
El crecimiento inicial de la plántula es lento por el pequeño tamaño de la semilla, pero luego incrementan su biomasa muy rápidamente. A la hora de definir una estrategia de manejo, es clave tener en cuenta que la semilla no germina si se encuentra a una profundidad superior de los 2 cm y/o si está tapada por cobertura.
Dinámica de emergencia de B. spinosa en distintas localidades del NEA. Fuente: Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM).
Pero no solo se debe pensar en las semillas. La presencia de las estructuras antes mencionadas, que brotan en forma anticipada a la germinación de las semillas, complejiza el panorama ya que amplía y genera un desfase en la emergencia de poblaciones provenientes deambas estructuras, así como diferencias en la fenología.
Para establecer pautas de manejo para esta maleza tan complicada, desde la Red de Manejo de Plagas de Aapresid se consultó al Ing. Agr. Daniel Fadda.
El especialista enfatizó en la necesidad de no abusar en prácticas que ya fracasaron y por las cuales hoy existen problemas en gran parte del territorio: “Hoy hay una gran preocupación y desconcierto en cómo se debe manejar la maleza” sostuvo.
Las prácticas de manejo más utilizadas son justamente las que están empujando la preponderancia de la maleza en los lotes, y si las mismas son simplificadas, el problema se agrava mucho más. La solución debe ser sistémica, con un conocimiento amplio de sus características biológicas y sobre todo se debe entender la interacción que la misma posee con el cultivo.
Existen diferencias entre las especies de este género y es importante saber identificarlas, fundamentalmente por sus diferentes características, en especial, su dinámica poblacional y susceptibilidad hacia ciertos desecantes de dos de ellas: en el NOA y NEA B. spinosa es la de mayor dispersión, mientras que B. verticillata es la presente en Córdoba; siendo un aspecto en común su baja sensibilidad a herbicidas postemergentes.
Para el especialista, una de las principales dificultades que presenta esta maleza, y donde radica el miedo a no poder controlarla, es la gran capacidad de adaptación a nuestro modelo productivo, presentando un muy bajo nivel de dormición: un 70% de las semillas maduras puede germinar inmediatamente se den condiciones favorables, y el 30% restante rompe la dormición a los 6 meses después de su madurez, independientemente de las condiciones.
Otro aspecto para considerar es la reproducción asexual subterránea por xilopodios que genera plantas con alto vigor y rápido crecimiento. Estos rebrotes se producen durante todo el año y generan plantas mucho más invasivas y competitivas que las que se generan por semilla, dado que la biomasa tanto aérea como subterránea es mayor.
La primera pregunta que surge es ¿cuán competitiva es frente a los cultivos? Por un lado, la semilla no germina en ausencia de luz, independientemente de las condiciones de humedad y temperatura, y si bien los rebrotes de xilopodios se producen durante todo el año, son susceptibles a las heladas y al sombreado de los cultivos.
Es ahí donde radica parte del éxito: lograr cobertura, instalar cultivos de invierno de renta o de servicios siempre que el balance hídrico lo permita. La clave como siempre es diversificar prácticas agronómicas que ayuden al cultivo a tener una situación ventajosa frente a la maleza, tener en claro que el manejo químico es un complemento a un buen manejo cultural.
El manejo químico no sólo debe basarse en la eficacia de control sobre la maleza sino también la selectividad para los cultivos. Se deben evitar daños directos que afecten su habilidad competitiva. En este sentido, Fadda sostiene que “es común que, en la desesperación de controles fallidos o no del todo satisfactorios, se recurra a herbicidas sin registros o con registros con selectividad restringida, muy dependiente del ambiente. Es ahí donde se asumen riesgos innecesarios”.
Sumado a esto, la región donde más perjuicios trae Borreria no presenta las condiciones ideales de cantidad y distribución de las lluvias o de la calidad de suelo para que sean utilizados algunos de los productos con registro, siendo fundamental un correcto análisis de los marbetes.
En cuanto al control químico, la combinación de herbicidas de diferentes modos de acción solapados en distintos momentos previo a la siembra, dentro de los cuales se incluyen a los residuales, es una buena estrategia para llegar a la siembra con el lote limpio y lograr un cultivo competitivo.
Dentro de la paleta de herbicidas residuales existen varios altamente efectivos y que deben ser incorporados siempre en los programas de manejo, ya que permiten mantener a raya por más tiempo la emergencia, evitando que desarrolle un gran porte. Como principio general, debe tenerse en cuenta que la eficacia del herbicida desciende rápidamente a medida que la planta es de mayor tamaño y/o proviene de rebrote y/o se encuentra en condiciones de estrés.
Dentro de los postemergentes hay que diferenciar los sistémicos de los desecantes. En general, y cuando se trata de un solo tratamiento, existe un pobre desempeño de los sistémicos como ALS (salvo algunas excepciones no selectivos como imidazolinonas) u hormonales. La performance mejora cuando se plantea la técnica de doble golpe con aplicación del desecante a los 7 a 15 días, siendo el control mucho más satisfactorio.
En cuanto a los desecantes aislados, si bien pueden presentar un buen control parcial, no permiten manejar malezas perennes, ya que los rebrotes se producen rápidamente y de manera vigorosa. “Es por eso la necesidad de combinar ambos tipos de herbicidas en doble golpe o de manera secuencial, relacionado con el ciclo del cultivo para tener mejor performance en el uso de fitosanitarios” remarcó el especialista.
Ante la consulta de si nuevos activos o formulaciones pueden llegar a estar disponibles en el mercado, Fadda fue muy cauteloso y manifestó que: “si bien algunas cosas pueden ir apareciendo, hoy con los herbicidas sistémicos y de contacto podemos hacer combinaciones que permitan, en conjunto con la interacción del cultivo, tener un manejo acorde al desafío que se plantea”.
Es claro que el desafío es enorme y se sabe que esta maleza constituye un serio problema en lotes invadidos que presentan condiciones hídricas desfavorables y en etapas iniciales del cultivo. Por esta razón, es importante evitar llegar a estos puntos donde su manejo se vuelve dificultoso. En definitiva, la mejor opción es una buena planificación dentro de un manejo integrado, empleando todas las herramientas que se tienen al alcance, que impidan o disminuyan la invasión en los lotes, su emergencia y/o su rebrote.
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