Organizado por la Fundación para la Promoción y el Desarrollo de la Cadena Láctea Argentina, contó con más de 400 inscriptos, en una apertura que tuvo la bienvenida del rector de la UNVM, Luis Negretti, junto con el presidente de la FunPEL, Miguel Taverna (foto).
Este último destacó que “la génesis de esta convocatoria es poder generar una visión a futuro, con los pies sobre la tierra poder proyectarnos hacia adelante en la cadena láctea”, tendiendo a generar un Plan Estratégico renovado de construcción colectiva, que permita pensar los diferentes aspectos que sustentan a la lechería.
Taverna firmó durante la mañana con Alfredo Gadara, presidente de Funesil, un acuerdo para avanzar en la construcción de un agenda de trabajo conjunta para el crecimiento de la lechería nacional, promoviendo la investigación, desarrollo tecnológico y la innovación.
Por su parte, el ministro de Agrobioindustria de Córdoba, Sergio Busso, quien también participó de la apertura del evento, habló de los momentos de dolor que atravesó la actividad lechera en los últimos años, sin embargo, destacó: “Estamos viviendo nuevos tiempos, en estos meses, porque nos damos cuenta que estamos en momentos distintos y hay que aprovecharlos para el crecimiento del sector”, remarcando a la vez el trabajo conjunto que las provincias hoy tienen con la Nación, “viniendo de lugares distintos, pero construyendo una agenda en común”.
Busso indicó además que “se está trabajando para generar un modelo de crecimiento mucho más sostenible, teniendo que pensar desde esta coyuntura, habiendo transitado un camino de muchas dificultades, pero apuntando al crecimiento”.
“Hoy tener retenciones cero es una conquista de todos los sectores, no de los gobiernos, por eso podemos pensar en una lechería que no se achique, sino que tenga más productores, más industria, más producción y tenemos que arriesgarnos a hacer”.
El Ministro habló de la importancia de seguir aportando a la infraestructura para la cadena, pero también animó a FunPEL a colaborar con la promoción de la certificación de Buenas Prácticas en tambos que se desarrolla en todo el territorio provincial.
Panorama
La primera de las disertantes fue Mónica Ganley, la titular de la Consultora Quarterra y analista estadounidense, que no dudó en asegurar: “Creo mucho en el potencial de la cadena láctea argentina”, a partir de su experiencia en el sector y sus 12 años de estadía en nuestro país.
En el repaso de la realidad internacional, remarcó la dispersión de realidades en Europa, con poca perspectiva de expansión. Nueva Zelandia “también tiene muy poca posiblidad de agregar vacas y tendrá límites para aumentar la productividad”, a largo plazo.
Mónica Ganley
“Con márgenes bastante positivos en el mundo se le manda una señal a los productores para crecer en cantidad de leche”, dijo en general, aunque la demanda se muestre estabilizada desde 2022, porque en el mundo los consumidores suman litros, pero resta China y eso genera un promedio neutro.
Para Estados Unidos hay una oportunidad, con mejores márgenes y el intento de crecer a partir de una mejor alimentación, que ya tiene impacto en mejores componentes y más sólidos. A la vez, por las faltantes en el segmento cárnico, hay una derivación del negocio del tambo hacia ahí.
Las inversiones industriales estadounidenses se orientan a la producción de quesos, aunque no se descarta un cambio en la distribución de las empresas y una demanda más amplia de materia prima. Como contraparte el consumo interno no es tan fuerte como en los últimos años, más allá que la exportación de quesos tenga una gran expansión, junto con las ventas externas de suero.
“Estados Unidos está en una buena posición para compensar el espacio que van a dejar en el mundo Nueva Zelandia y Europa”, concluyó, entendiendo que es un trabajo conjunto y constante el de la promoción del consumo de lácteos.
En forma remota, Valer Bertini, analizó en primer término el mercado actual de Brasil, que presenta un escenario favorable al consumo a partir de salarios adecuados, más empleo y menos inflación, con valores de lácteos entre 4 y 6 por ciento por debajo de los que tenían en 2023, creciendo cada mes la venta de productos, pero con caída en las cifras en la salida de las fábricas.
Con caída de precios y rentabilidad en la producción durante el año anterior, se desaceleró la producción hasta el final del primer semestre de este año, desencontrándose con la demanda, lo que motivó la suba de precios finales. De todas maneras, cayó levemente la importación de leche en polvo argentina y uruguaya, que sigue siendo competitiva y se recuperará porque baja la producción propia.
Como responsable de negocios de MilkPoint Ventures Brasil indicó que “hay una reducción en el aumento del consumo, con un equilibrio claro entre la oferta y la demanda”, de todas maneras se proyecta terminar este año con rentabilidad positiva que motive el crecimiento de la producción para 2025, pudiendo llegar al tres por ciento.
Sostener la demanda sin espacio para precios más altos, así se plantea el desafío para el año próximo, con una capacidad de seguir creciendo en la demanda y la producción, con efecto de la concentración en los tambos y el avance de la tecnología, hacia un mayor confinamiento.
La foto lechera Argentina
Para focalizar el análisis en nuestro país, Jorge Giraudo (OCLA) aportó datos concretos, como el de la contracción del 9,8 por ciento de la producción de materia prima anual, con mayor impacto esto en los tambos de menos de dos mil litros.
Jorge Giraudo, director ejecutivo del OCLA
Habiendo sido un año complejo, con la desaparición del 4,5 por ciento de los tambos y del 6,5 por ciento de las vacas, se da a un ritmo acelerado en Argentina un proceso de concentración, inexorable, teniendo el 13,7 por ciento de la leche los tambos de menos de dos mil litros diarios, mientras que el 37,5 la producen los más grandes, superiores a seis mil litros. Es por esto que el tambo promedio en el país ya está en 3.483 litros diarios.
Como contraparte, la calidad es un tema clave. La mitad de los tambos está por debajo del 3,44 por ciento de proteínas promedio, abarcando al 75 por ciento de los tambos, afectando esto al aspecto cualitativo de la materia prima.
En Argentina las cinco empresas más grandes concentran 36 por ciento de la producción, las cooperativas procesan el cinco por ciento de la leche, confirmando una atomización industrial.
Según el director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, con la política de exportar los excedentes, el país no termina de desarrollar su gran oportunidad del mercado externo. Internamente tiene que mejorar la relación comercial con los productores, para apuntar ambos a una mayor eficiencia.
Ya sin retenciones, ni reintegros a la exportación que no considera positivo, el analista resaltó que con un promedio de 165,8 litros per cápita con un piso en mayo de 152, se remarca el deterioro del sector, con crecimiento exponencial de la marginalidad, a pesar de la “pulverización” de los precios que podría corregir en el cierre de 2024 la demanda.
Giraudo deja abierta la expectativa para 2025, con una volatilidad marcada internacional, con un consumo global que crece al 1,4 por ciento per cápita a nivel global y la continuidad de la ineficiencia de muchos destinos y una “oferta de los principales jugadores, planchada».
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