Argentina tiene un gran potencial y conocimiento científico, lo que le permite fortalecer la investigación y desarrollo en biotecnología. Asimismo, cuenta con una fuerte interacción público-privada dedicada a la innovación y producción de insumos para la agricultura, la genética ganadera, la salud y la alimentación, que trabajan en una multiplicidad de actividades con distintos grados de complejidad técnica.
Desde el sector público se destinan muchos recursos a avanzar en la producción de nuevos eventos biotecnológicos que posibiliten alcanzar los máximos niveles de agregado de valor. Gracias a ello, se han obtenido importantes logros reconocidos internacionalmente.
El Ministerio de Agroindustria trabaja junto con organismos de investigación en los laboratorios del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de Universidades Nacionales.
En 1991, Argentina fue pionera en el desarrollo de un marco normativo para la biotecnología de interés agropecuario, siendo primero en Latinoamérica y cuarto a nivel mundial.
Solo seis países en el mundo son desarrolladores de cultivos transgénicos, y Argentina es uno de ellos.
El primer Cultivo Genéticamente Modificado (GM) comercial es del año 1996: una soja resistente al herbicida glifosato. El primer ensayo confinado de un animal GM data de 2005.
En 2012, científicos del CONICET, del INTA y de la Universidad Nacional del Litoral lograron aislar un gen proveniente del girasol que expresa tolerancia a condiciones de sequía y salinidad, introduciéndolo en cultivos de maíz, trigo y soja. La soja desarrollada localmente es el primer cultivo GM en Argentina con aprobación comercial, obtenida en 2015.
Durante el mismo año, en el INTA Balcarce se logró el primer bovino doble transgénico del mundo que produce leche con dos proteínas humanas, simulando mediante hormonas la última fase de gestación de la ternera, incluyendo el desarrollo mamario y la producción de leche. Este logro está destinado a lactantes que, por distintas razones, no tienen acceso a la leche materna.
En 2013, un equipo de investigación liderado por el CONICET y compuesto por ingenieros agrónomos del INTA y la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Buenos Aires (FAUBA), obtuvo plantas de papa resistentes al “Virus de la Papa Y”, enfermedad que afecta a más de la mitad del cultivo y reduce su productividad entre un 20 y un 80 por ciento.
La Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA), dependiente de la Dirección de Biotecnología, es la instancia de evaluación, asesoría y consulta en el ámbito del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Está conformada por representantes del sector público, privado y académico, y tiene como objeto garantizar la bioseguridad del agro ecosistema. Analizan y evalúan las solicitudes presentadas para desarrollar actividades con OGM y emiten en conjunto un dictamen no vinculante que presentan ante la autoridad de aplicación, la Secretaría de Agregado de Valor, que autoriza o no la realización de las actividades solicitadas.
En sus más de 20 años de trayectoria, la CONABIA ha desarrollado un marco regulatorio sólido y de base científica, pionero a nivel mundial en materia de aprobación de Organismos GM. Esta distinguida labor fue reconocida en el año 2014 por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) al nombrarla como centro internacional en Organismos GM.