En el marco de la Sexta Temporada de “Comunicándonos en Agroempresario.com”, junto a Fernando Vilella, Director de Desarrollo de Agroempresario.com, tuvimos la oportunidad de conversar con Claudio Dunan, ex presidente del INASE y experto en bioeconomía, sobre la actualidad de la genética de cultivos, la ley de semillas y el futuro de la agricultura argentina.
Dunan remarcó su vínculo de larga data con el mundo de las semillas y la genética: “Mi relación con las semillas es con la genética. Es anterior. Mi profesor de biología me llevó al INTA Castelar, al departamento de Genética durante la secundaria, en 4º año. Ahí conocí el INTA, me enamoré de la genética y fui agrónomo en base a haber conocido el INTA Castelar”
El ex funcionario destacó la relevancia de la Revolución Verde: “El gran incremento de rendimientos se produce a partir de la Revolución Verde. El 50% de ese incremento de rendimiento está relacionado con la genética de cultivos. Entonces han sacado millones de personas de la pobreza y del hambre.”

Para Dunan la genética y la biotecnología son importantes para generar cultivos resilientes. “La oportunidad continúa siendo cada vez más grande y cada vez más necesaria en términos de mejoramiento genético y se han multiplicado las tecnologías de mejoramiento genético, biotecnología, edición génica. Cada vez conocemos más y cada vez tenemos más oportunidades de generar cultivos que sean resilientes a las condiciones adversas, resistentes a enfermedades, mayor productividad”, explicó Dunan.
En relación con la urgencia de la inversión en genética frente al cambio climático, afirmó: “No es muy fácil imaginar no tener inversión en genética y no tener nuevas variedades para enfrentar los desafíos que tenemos en los próximos 30 o 40 años. Debido al cambio climático, no va a haber éxito si no tenemos esa apuesta en la genética de cultivos.”
Además, agregó que es importante generar valor agregado en la productividad y mencionó: “Si no modificas un cultivo para que sea una fábrica de moléculas, como las enzimas industriales, que tienen un valor agregado mucho más alto que el grano. Hoy por hoy se pueden producir enzimas industriales para la producción de queso o para producir una proteína animal en un grano como la soja. Y eso tiene un valor agregado que es diez veces el valor agregado que pueda tener en sí el rendimiento.”
Dunan también abordó la ley de semillas y su cumplimiento, en un contexto donde no se le da tanta importancia y refuerza: “Hoy la ley de semillas que tenemos no es una mala ley y hay herramientas para hacerlas cumplir”. Esta ley, expone Dunan: “permite al productor hacer uso propio e incrementar el área más allá de la cantidad comprada (incremental), siempre que tenga origen legal de la semilla, con factura o contrato de compra. Es muy favorable al productor.”

“Tristemente en la Argentina los datos muestran que no supera el 20-30%. A pesar del incremental, no hay justificación del origen legal de la semilla en más del 20-30% de los casos”, señaló respecto a la baja justificación del origen legal.
Esto hace que constantemente se compare Argentina, Brasil y Estados Unidos, que son los principales desarrolladores de semillas a nivel mundial. Con respecto a la inversión en genética, Dunan indicó: “En Brasil pueden invertir mucho más, lo que permite desarrollar variedades más competitivas. En Argentina, estamos quedando atrás en aprovechar el incremental y el origen legal para expandir el mercado y retorno de inversión.”
Respecto a legumbres y algodón, comentó: “El incremento del consumo de legumbres a nivel mundial es muy grande. Argentina puede producir muchas legumbres, incluyendo arvejas con mayor contenido de hierro, aumentando el valor agregado. En algodón, el problema es la calidad de la fibra; sin nuevas variedades, corremos el riesgo de perder mercados internacionales.”

Dunan remarcó su “experiencia fantástica” en el INASE, y destacó que los principales motivos fueron “la calidad de la gente, su vocación y el amor por su profesión”. Esto le permitió implementar mejoras que favorezcan a los productores como ”mejoras en la fiscalización, la llegada de información al productor y la eficiencia de los procesos.”
Tuvo la oportunidad de realizar convenios con empresas chinas y explicó: “Fue bueno en su momento, porque había colaboración mutua. No es fácil por la regulación en biotecnología, pero permitió desarrollar capacidades locales y transferir tecnología.”
Finalmente, advirtió sobre un tema importante para él, la pérdida de competitividad de la Argentina. “Vamos para atrás 20 años, hemos perdido competitividad y no estamos haciendo lo suficiente para que eso cambie”, explicó. Sin olvidarse de la importancia de la resiliencia y la sostenibilidad, el experto concluyó la entrevista y remarcó: “El cambio climático es absolutamente clave. La genética impacta en la eficiencia, la resiliencia y la sostenibilidad de la producción agrícola.”