Por Agroempresario.com
La economía argentina muestra señales de recuperación en algunos sectores, pero las ventas de combustibles no forman parte de esa tendencia. Según datos de la Secretaría de Energía, este segmento acumula ocho meses consecutivos de caídas, con retracciones cada vez más pronunciadas.
En octubre, las estaciones de servicio comercializaron 1.434.689 m³ de nafta y gasoil, un 10,41% menos que en el mismo mes del año anterior. Dentro de este panorama, las caídas más significativas se observaron en el gasoil común (-19%) y en la nafta premium (-21%), mientras que la nafta súper registró una baja más moderada del 1,6%.
El principal factor detrás de esta tendencia es el incremento de precios. En la Ciudad de Buenos Aires, la nafta súper subió de $248 en octubre de 2023 a $1.048 en 2024, un alza del 322%. La nafta premium, por su parte, aumentó un 307%, mientras que el gasoil premium y común subieron 260% y 299%, respectivamente.
Estos aumentos superan ampliamente la evolución salarial, que, según el Indec, creció un 181,9% en el último año. Esto implica un encarecimiento real de los combustibles, lo que ha llevado a los consumidores a optar por alternativas más económicas. Por ejemplo, llenar un tanque de 50 litros con nafta premium cuesta $66.600, mientras que con nafta súper se reduce a $53.850, una diferencia de $12.750 por carga.
El descenso en las ventas afecta no solo a las estaciones de servicio, sino también a la economía en general. Una de las principales consecuencias es la reducción de la actividad en el transporte de cargas, vital para la logística y distribución de bienes. Además, la menor comercialización de combustibles impacta en la recaudación fiscal, debido a la disminución de los ingresos por impuestos vinculados al expendio de hidrocarburos.
La caída en las versiones premium destaca como un indicador de los ajustes en los hábitos de consumo, en un contexto donde los aumentos de precios dificultan la planificación económica de empresas y familias. Mientras tanto, el desafío para los próximos meses será equilibrar la dinámica del mercado de combustibles con las necesidades de los distintos sectores productivos.