Por Agroempresario.com
En el corazón de Catamarca, las imponentes dunas de Tatón y Saujil se destacan como maravillas naturales que transportan a los visitantes a un paisaje digno de otro mundo. Estos destinos únicos ofrecen tanto adrenalina como contemplación, convirtiéndose en imperdibles para los amantes de la naturaleza y la aventura.
Con una extensión de 103 km² y rodeadas por cerros imponentes, las Dunas de Tatón albergan algunas de las formaciones más altas del mundo, como la duna Federico Kirbus, que se eleva a más de 1.200 metros. Situadas en el departamento de Tinogasta, estas dunas no solo deslumbran por su tamaño, sino también por la experiencia que ofrecen: desde sandboard y travesías en 4x4 hasta motocross y cuatriciclo.
El acceso a Tatón es parte de la aventura. Desde Fiambalá, la ruta provincial 34 guía a los visitantes a través de paisajes áridos que anticipan el espectáculo natural. Aunque la adrenalina atrae a muchos, el entorno también invita a la tranquilidad, ideal para quienes buscan caminar entre las dunas y capturar postales únicas de este majestuoso escenario.
Desde San Fernando del Valle de Catamarca, el recorrido incluye 300 km hasta Fiambalá por la RN 60, seguido de un trayecto por la RP 34 hasta Medanitos, desde donde se accede a las dunas. Es recomendable viajar en vehículos 4x4 y contar con guías habilitados para garantizar una experiencia segura y enriquecedora.
A solo 10 kilómetros al noroeste de Fiambalá, la Duna Mágica de Saujil se eleva 100 metros, ofreciendo un escenario fascinante donde el viento crea figuras que cautivan a los visitantes. La cumbre de esta duna regala vistas panorámicas del valle, resaltando las tonalidades doradas y rojizas del desierto.
Ideal tanto para principiantes como para expertos, Saujil es perfecta para el sandboard, pero también para quienes prefieren conectar con la naturaleza corriendo o caminando por la arena.
Las dunas de Tatón y Saujil son auténticos tesoros en el paisaje catamarqueño. Su espectacularidad y la variedad de actividades que ofrecen las convierten en destinos clave para el turismo sustentable y de aventura en Argentina, evocando paisajes que parecen sacados de una película galáctica.