Por Agroempresario.com
En un avance sin precedentes para la salud bovina, investigadores del INTA han desarrollado la primera vacuna marcadora contra el herpesvirus bovino tipo 1 (BoHV-1) en Argentina. Este logro, impulsado por un convenio público-privado, promete transformar el manejo sanitario de los rodeos y consolidar la competitividad del país en el comercio internacional de productos ganaderos.
El BoHV-1, identificado por primera vez en Alemania durante el siglo XIX, sigue siendo un desafío global. En Argentina, la prevalencia serológica del virus alcanza el 85 % en animales adultos, dependiendo de la región. Este patógeno afecta las mucosas respiratorias, genitales y conjuntivales, causando bronconeumonías, abortos y una notable disminución en la producción lechera.
El control del BoHV-1 es esencial no solo por las pérdidas productivas que genera, sino también por las barreras que impone al comercio internacional. En un escenario donde otros países ya han erradicado este virus, Argentina enfrenta el desafío de implementar estrategias efectivas para combatirlo.
El Instituto de Virología del INTA, liderado por Ana María Sadir, ha desarrollado una cepa marcadora única en el país, basada en la tecnología DIVA (Differentiating Infected from Vaccinated Animals). Este avance permite diferenciar animales vacunados de los infectados de manera natural, facilitando programas de control y bioseguridad.
Tras 20 años de investigación, la cepa fue patentada por el INTA y, gracias a un acuerdo público-privado, ahora está lista para su producción y comercialización. Los ensayos experimentales han confirmado su efectividad, protegiendo a los animales de los signos clínicos y reduciendo significativamente la propagación del virus.
Las enfermedades asociadas al BoHV-1, como la rinotraqueítis infecciosa bovina (IBR) y la vulvovaginitis pustular infecciosa (IPV), son de denuncia obligatoria ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). Su control no solo es crucial para la salud animal, sino también para el acceso a mercados internacionales.
La vacuna marcadora permitirá a instituciones como el SENASA implementar estrategias de control y erradicación, garantizando animales y productos libres de infección. Esto reducirá barreras comerciales y posicionará a Argentina como referente regional en sanidad animal.
Este avance no solo fortalece la competitividad de la ganadería argentina, sino que también responde a las demandas de los mercados internacionales. La colaboración entre el INTA y el sector privado demuestra cómo la ciencia y la tecnología pueden transformar el sector productivo.
Con la implementación de esta vacuna, el BoHV-1 podría dejar de ser un obstáculo para los rodeos argentinos, abriendo las puertas a un modelo ganadero más sostenible y libre de enfermedades.
La ganadería del país avanza hacia un futuro donde la calidad, la innovación y la excelencia serán sus principales cartas de presentación en el mercado global.