Por Agroempresario.com
El 2024 está cerrando como un año de gran dinamismo para el mercado inmobiliario rural argentino, pese a los bajos precios de las commodities, particularmente la soja, y la ausencia de perspectivas inmediatas de reducción de retenciones. Los operadores del sector destacan que la actividad en este período ha alcanzado uno de los niveles más altos de los últimos tiempos, con valores de las tierras que han ido en ascenso. En la zona agrícola núcleo, las hectáreas premium comenzaron el año en torno a los USD 14.000 o USD 15.000, mientras que hoy se registran cierres en torno a los USD 16.000, representando un aumento del 6 al 14%. La tendencia al alza podría continuar en 2025, impulsada por un mercado cada vez más demandante.
Juan José Madero, director de la División Campos de LJ Ramos Brokers Inmobiliarios, señaló que este año culmina con un mercado activo y con inversores concretando operaciones en campos agrícolas de calidad. “La demanda supera la oferta en zonas núcleo y premium, lo que ha impulsado la recuperación de los valores de las tierras”, comentó.
El dinamismo del segundo semestre marcó una diferencia importante respecto a la primera mitad del año. Según Roberto Frenkel Santillán, presidente de Bullrich Campos, las operaciones más destacadas pasaron de ser pequeños negocios de hasta USD 5 millones a grandes transacciones de hasta USD 80 millones. Estas, en su mayoría, se centraron en campos agrícolas o mixtos de alta calidad. “El mercado se consolidó; las operaciones son rápidas y los precios competitivos. Incluso los campos ganaderos, aunque rezagados, están despertando interés gracias a la relación favorable entre el precio del kilo de carne y el dólar”, explicó.
Por su parte, Mariano Maurette, responsable de la sección Campos de Álzaga Unzué y Cía., destacó que el auge no comenzó en 2024, sino a fines de 2022, cuando los inversores identificaron una buena relación precio-rentabilidad en la explotación agropecuaria. Aunque el año electoral generó cierta cautela, las operaciones no se detuvieron y el mercado siguió creciendo de forma sostenida.
El blanqueo de capitales ha sido un factor clave en este crecimiento, generando una mayor disposición para invertir en tierras. Además, el panorama político actual, con un gobierno que promueve la reducción de trabas burocráticas y muestra resultados económicos alentadores, está solidificando la confianza entre los empresarios. “Al principio había recelo respecto a Milei, pero ahora la confianza está en aumento, lo que impulsa las operaciones”, agregó Frenkel Santillán.
Sin embargo, el crecimiento de la demanda está generando un nuevo desafío: la falta de oferta en algunas regiones clave. Según Maurette, esta situación podría calentar aún más los precios en 2025, especialmente si se concreta la llegada de inversión extranjera, favorecida por la derogación temporal de la Ley de Tierras.
En este contexto, Madero también subrayó el interés de inversores extranjeros, quienes están evaluando la posibilidad de ingresar al mercado. Si bien la cautela aún domina las decisiones, sectores como la energía y la minería están atrayendo atención hacia tierras agropecuarias de bajo valor relativo.
De cara al próximo año, las expectativas se centran en dos medidas clave: el levantamiento gradual del cepo cambiario y la posible reducción o eliminación de las retenciones. Estas acciones, según los operadores, podrían revitalizar aún más el mercado, impulsando tanto los valores de las tierras como el negocio de los alquileres, que este año mostró estabilidad en demanda pero no en precios.
Con un cierre de año marcado por mayor actividad de la habitual, el mercado inmobiliario rural se perfila como uno de los sectores más dinámicos de cara a 2025. La combinación de confianza, demanda creciente y medidas económicas favorables promete consolidar la recuperación del sector, atrayendo tanto a inversores locales como extranjeros.