Por Agroempresario.com
En el partido de Azul, provincia de Buenos Aires, Rincón de Chillar se erige como un modelo de diversificación y excelencia agropecuaria. Este campo de 7900 hectáreas, administrado por Milagros de Souza Lage y Aniceto Villalón, no solo produce cultivos tradicionales como trigo, maíz y girasol, sino que también se ha convertido en líder en la producción del codiciado "diamante negro" de la cocina: las trufas.
En 2019, los nuevos administradores asumieron un desafío titánico: revitalizar un campo con infraestructura deteriorada y un sistema productivo ineficiente. “Recibimos el campo en condiciones muy malas; Fue necesario realizar una reestructuración profunda”, señala Milagros.
Con el apoyo de un equipo técnico especializado, comenzaron por sanear la agricultura mediante un paquete tecnológico de punta que incluyó siembras y fertilizaciones variables. Los rendimientos mejoraron significativamente, alcanzando promedios de 5500 kg/ha en trigo y cebada, y de 7500-8000 kg/ha en maíz.
En paralelo, la lechería experimentó una transformación radical. Con el asesoramiento de expertos, se priorizó la selección genética y la eficiencia alimentaria. Hoy, los tambos pastoriles producen 18.000 litros por hectárea, utilizando pasturas de alta calidad y minimizando los insumos comprados.
Uno de los puntos más destacados de Rincón de Chillar es su producción de trufas negras, también conocidas como trufas del Périgord. Este ambicioso proyecto comenzó en 2010 con la plantación de 5 hectáreas de robles y encinas micorrizados. En 2024, lograron una producción promedio de 55 kilos por hectárea, con picos de hasta 80 kilos en sectores específicos.
Las trufas, recolectadas con la ayuda de perros entrenados, se venden tanto en el mercado interno como en el externo. Mientras que chefs argentinos las incluyen en sus cartas de invierno, la producción local encuentra una ventaja competitiva al exportar a contratemporada hacia mercados como Europa, Estados Unidos y Asia, donde alcanzan precios de hasta 1800 euros el kilo en fechas clave.
Además de la agricultura y las trufas, el establecimiento produce ganado de cría y mantiene un negocio de venta de vaquillonas preñadas. En este ámbito, se implementaron estrictos planes sanitarios y se renovó el rodeo bovino con genética de alta calidad.
“En todo lo que buscamos la máxima eficiencia, desde el uso de los recursos hasta la comercialización de nuestros productos”, explica Aniceto. Este enfoque les ha permitido consolidarse como un ejemplo de diversificación y generación de valor agregado en el ámbito agropecuario argentino.
Rincón de Chillar también cuenta con un vivero para la producción de plantines micorrizados, lo que les permite expandir su trufera y ofrecer esta tecnología a otros productores interesados en incursionar en este mercado.
En definitiva, este establecimiento en Azul combina tradición, innovación y sostenibilidad, demostrando que es posible transformar los desafíos en oportunidades con una gestión eficiente y un enfoque diversificado.